Hallan piezas aborígenes a pocos kilómetros de la Base Naval de Guantánamo

A pocos kilómetros de la ilegal Base Naval norteamericana clavada como mala espina en Guantánamo desde 1901, en el área arqueológica de Boquerón, comunidad del municipio de Caimanera, fueron encontrados cientos de puntas de proyectiles de lanzas aborígenes, fragmentos de vasijas de barro y un percutor durmiente o yunque, de 56,7 kilogramos, que pudo usarse en el tallado de bloques de cuarzo, un mineral tan duro que raya el acero.

Esos hallazgos, y otros entre los que se incluyen una gubia de concha para esculpir madera, cucharas prehistóricas, un sumergidor de redes de piedras y varios moluscos marinos que se creían extintos debido al clima hoy semidesértico de la zona, validan el sistema de asentamiento costero de Boquerón como el de mayor densidad de sitios arqueológicos en la Bahía de Guantánamo, una de las más extensas del mundo.

El grupo arqueológico Siboney descubrió las centenas de piezas a lo largo de sus 20 de existencia y estudio en la comunidad. Las encontraron en los alrededores de la ensenada de Las Guásimas y Esterones, y en la comunidad Mártires de la Frontera, zona donde 15 sitios ya están oficialmente reconocidos como talleres líticos en los que el hombre antiguo vivió y trabajó.

Sebastián Pérez Estévez, vicepresidente en Caimanera de la delegación de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba y presidente del grupo Siboney, explicó a Venceremos que lo más importante del lugar es que “se nota un desarrollo considerable en la industria de la piedra tallada y los trozos de cerámicas revelan los primeros sitios protoagrícolas de la Bahía de Guantánamo”.
 

Explica el arqueólogo que los fragmentos de vasijas, aunque pocos, denotan una etapa de aprendizaje en los aborígenes locales: “pertenecían al período mesolítico y se dedicaban a la recolección, la caza y la pesca pero aún así trabajaron la cerámica. Sus fabricaciones eran toscas y sin uniformidad por lo que son considerados arcaicos con cerámica, o sea, protoalfareros. No tenían influencia de los taínos, que son superiores”.

Afirmó también que una parte de los hallazgos de esta región, descubierta en 1991 y con 200 hectáreas de extensión, fue validada primero por el Dr. Manuel Rivero de la Calle, de la Universidad de La Habana, y después por el arqueólogo George Febres, del Instituto Cubano de Antropología.

Sin embargo, a pesar de la evidente importancia de este asentamiento, revela Pérez Estévez que actualmente el patrimonio de esas tierras está en peligro debido a afectaciones antrópicas como arar la tierra, el corte de árboles y la construcción de caminos:

“Todavía hay algunas piezas y para preservarlas el grupo Siboney ha propuesto la creación del Parque Las Guásimas – Boquerón, que podría abarcar el área arqueológica”.

En el 2001, para garantizar el acceso de la población a los descubrimientos alrededor de 200 piezas del área de Boquerón se donaron al museo “19 de diciembre” de Caimanera.