Celebran cumpleaños de John Lennon en el Submarino Amarillo
especiales
Una desigual tripulación acudió al club habanero Submarino Amarillo para celebrar los primeros 72 años de vida eterna de John Lennon, aquel chico que zarpó de Liverpool junto a sus amigos y aún navega las míticas aguas del rock and roll.
A bordo de la nave, este martes nadie había escuchado hablar de Mark David Chapman -el ingenuo, que, dicen, mató al exbeatle a la puerta del Dakota una fría jornada de Manhattan en diciembre de 1980- porque ciertamente Lennon vagabundeaba por el Submarino hecho una sombra viva, que es sin dudas el modo más vital de andar por ahí.
Los devotos, los enfermos de beatlemanía -incluso los fanáticos de McCartney- no creen en la muerte de Lennon, como no cree la gente en la muerte del Che Guevara.
Desgarbado, con el rostro limpio de los primeros días o la barba de los 70, desnudo o no, Lennon se paseaba entre sus fieles, miraba a todos desde el fondo de sus gafas, sonreía, tarareaba algún pasaje casi bíblico -algo como "I hope some day you'll join us"- y luego se ponía a besar largamente a Yoko, envuelto en una extraña, luminosa oscuridad.
Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr acompañaron al viejo John en su onomástico y juntos entonaron cosas como "A hard day's night", "Don't let me down", "Let it be", "Can't buy me love", "I want to hold your hand", "She loves you", "Oh, oh Darling", "Obladi Oblada", "All my loving", "Come together", "Yesterday"...
Pero en esta ocasión los cuatro de Liverpool no estuvieron sobre el escenario; se limitaron a unir sus voces a las del resto de los congregados; ni una sola vez abandonaron su rincón para corregir un tono; ni siquiera torcieron el gesto cuando la guitarra no bajó al abismo o la batería galopó a contrapelo.
Ellos saben que sus canciones no son suyas o que son tan suyas como de los muchachos de la banda Doble A -anfitriones de la velada- y su cohorte de invitados: Gretel Barreiro, Dagoberto Pedraja, Guido (Dimensión Vertical), Willy (Los Kents), Enmanuel (Cetros), Héctor (Partes Privadas), Yoli (Los Gafas)...
"Yo solo vine por John", confesó Eddie Escobar antes de reunirse en escena con sus colegas del disuelto trío E.F.A., que fuera durante años el ensamble más fiel a The Beatles en el panorama musical cubano.
La fiesta, claro, terminó con el "lalalala..." de Hey Jude, aullado a coro por toda la tripulación, y era como si el mar del Trópico se colara por las escotillas del Yellow Submarine.
Ya desembarcado, Lennon caminó hasta el banco de cierto parque de La Habana, donde se hace pasar por una estatua de bronce.
Sentado allí, con las piernas cruzadas, quizás intentó recordar qué hacía el joven John aquel 9 de octubre de 1967, el día en que asesinaron al Che Guevara. "Brindaba con cerveza y desgarraba, como siempre, las cuerdas de mi guitarra y mi garganta", se dijo tal vez a sí mismo. Y en ese caso seguramente sonrió pensando en su propia muerte, porque a los tipos como John Lennon la poesía de la vida jamás deja de entusiasmarlos.
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