La redacción del New York Times quedó desierta durante unos minutos

La estampa que ofrecía ayer lunes la redacción del New York Times a las cuatro menos cuarto de la tarde no era la habitual de un día de diario a esas horas en uno de los centros neurálgicos informativos del planeta. Sin embargo, instantes antes, unos 300 o 400 trabajadores se habían levantado de sus sillas, habían abandonado sus puestos y se habían dirigido a la calle para pasear durante unos minutos.

No fue un acto de huelga (el paro apenas duró), ni siquiera de protesta laboral, definición que rechazaron los convocantes. Tan sólo fue un pequeño paseo para ejercer presión de una forma elegante, sin hacer demasiado ruido, pero que ha sido recogida por los medios de todo el mundo. Seguramente, y en gran medida, por lo que significa que el diario más prestigioso también tenga problemas para mantener contentos a sus empleados, como le pasa a la mayoría en estos días turbulentos.

Hace tiempo que directivos y representantes de los trabajadores del NYT intentan llegar a un acuerdo sobre nuevas condiciones contractuales y la tensión, como demuestran actos como el de ayer, comienza a ser latente. En este caso la empresa pretende hacer lo mismo que están haciendo las editoras de medio planeta: congelar los planes de pensiones, reducir salarios, etcétera.

A pesar de todo, lo sucedido no es lo mismo que lo que está pasando en España con El País, donde ya pasamos a hablar de 'huelgas' y 'EREs'. Sin embargo, llama la atención y no deja de ser triste que, salvando las distancias, dos diarios tan enormes estén enfrentándose al mismo tipo de dificultades al mismo tiempo.