PENSANDO Y PENSANDO: ¿Para qué está la crítica?

PENSANDO Y PENSANDO: ¿Para qué está la crítica?
Fecha de publicación: 
18 Febrero 2020
0
Imagen principal: 

En todos los encuentros que en los últimos meses ha sostenido con artistas e intelectuales (y no han sido pocos) el presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, ha reclamado más crítica sobre los procesos creativos. No es una demanda nueva. Año tras año, prácticamente en todos los espacios de debate de la actividad artística, se pide más crítica.

Lo singular es que los que más la solicitan son precisamente los artistas. Afirman que la crítica puede mostrarles nuevos caminos, una guía para el ejercicio cotidiano de la creación.

Algunos de estos creadores no asumen la crítica en la plenitud de su naturaleza. Quieren «crítica constructiva», y por ese concepto suelen entender solo crítica favorable.

Todo criterio expresado desde la ética y el respeto, independientemente de su cariz, es constructivo. La crítica no está para destruir, no es palabra divina y, por tanto, definitiva. Acompaña y esclarece. Puede devenir, incluso, hecho de altísimo vuelo estético.

Se debe criticar con argumentos, desde el verbo, más que desde los adjetivos. Es imprescindible contar con una cultura general y, obviamente, con una gran cultura específica. El gusto personal puede ser un elemento de la valoración, pero no el decisivo. Y por supuesto: tiene que estar alejada de intereses personales, de puntuales ajustes de cuentas.

A partir de ahí, la vocación incisiva, la agudeza, el análisis integral… son más que plausibles. La crítica no está (no debería estar) para «pasar la mano».

El ejercicio de la crítica de arte en Cuba tiene todavía por delante el desafío de participar más activamente en la consolidación de jerarquías en este amplísimo y desigual panorama de la creación.

Jerarquías es una palabra que se menciona mucho, aunque no todos entienden muy bien qué implica. Es la garantía de atender calidades, valores, impactos en el público… no se trata de respaldar, con veleidad, determinadas tendencias, o líneas estilísticas, o acercamientos temáticos circunstanciales. El imperio de la moda.

La crítica tiene que ver el grano entre la paja, encontrar los hilos de Ariadna en el laberinto. Porque el compromiso principal de este ejercicio, más que con los creadores, es con la creación y con el público.

O sea, no creemos que el crítico esté para enseñar a hacer arte, que para eso hay escuelas y está también el inefable don del talento. A esos que en sus comentarios le dicen al artista «esto que hiciste así, deberías haberlo hecho de esta manera», se les podría responder: «¿y por qué no lo hace usted mejor?» Zapatero, a tus zapatos.

El crítico, eso sí, debe tener herramientas y ofrecérselas al público para que pueda acercarse, más plenamente, al hecho estético. Que se cierre felizmente ese ciclo maravilloso de la creación y su disfrute.

¿Qué hace falta para eso? Críticos hay. Y buenos críticos. Hace falta establecer un sistema de la crítica, de manera que no sean voces aisladas, que una obra cuente con varios acercamientos, que permitan sacar conclusiones, si tomamos en cuenta que estamos hablando de un ejercicio subjetivo, por más que se sustente en un armazón teórico, conceptual.

Es necesario también aprovechar mejor los espacios que existen para ese ejercicio, que van más allá de las deprimidas páginas de los periódicos.

Y algo importante: hay que tener claridad de la naturaleza de la crítica. Y eso les corresponde a los decisores de los medios de comunicación, a los directivos de las instituciones y a los propios creadores.

Se dice muy fácil. Se ha dicho muchas veces. Pero estamos convencidos de que el movimiento de la crítica en Cuba no está a la altura de las demandas de la creación, del sólido entramado del arte en Cuba. Hay conciencia, falta acción.

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.