Acusan de homicidio a los dueños de la fábrica incendiada en Pakistán
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Cerca de tres centenares de personas han muerto en un incendio que arrasó anoche una fábrica de material textil en la ciudad de Karachi, en el sur de Pakistán, en uno de los peores siniestros de la historia del país surasiático.
La Policía paquistaní acusó hoy de asesinato y negligencia a los propietarios de la fábrica textil de la ciudad de Karachi (sur) cuyo incendio provocó cerca de 300 muertos, dijo a Efe un responsable policial local, Mohammed Nawaz.
La Policía reconoció que de momento no se ha podido arrestar a los propietarios, identificados como Abdul Aziz y sus hijos Shahid y Arshad.
Los equipos de rescate continúan sacando cadáveres del inmueble siniestrado, que amenaza con derrumbarse por el efecto de las llamas que comenzaron el martes por la noche y que a mediodía de hoy (hora local) ya habían sido extinguidas completamente.
Trabajadores de la fábrica textil, Alí Enterprises, relataron ayer ante las cámaras como los propietarios ordenaron, tras observar la magnitud del incendio, que se salvara la maquinaria antes que a los trabajadores.
Precisamente las máquinas de coser sirvieron a algunos operarios para romper las ventanas que eran la única vía de salida del inmueble en llamas, donde se vivieron momentos dramáticos, con personas arrojándose desde gran altura para salvar la vida.
Un magistrado del Tribunal Superior de Sindh -provincia cuya capital es Karachi- ha iniciado una instrucción del caso y el Gobierno regional también ha nombrado una comisión investigadora encabezada por un juez, según el diario Express Tribune.
El siniestro, el peor desastre industrial de la historia de Pakistán, ha levantado críticas en los medios locales por los pocos recursos de los bomberos y por la corrupción política que consiente el desprecio de los empresarios por la salud de sus trabajadores.
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Unos 300 muertos en un incendio en una fábrica de Pakistán
Trabajaban hacinados entre 1.500 y 2.000 obreros, entre ellos varios menores.
Cerca de tres centenares de personas han muerto en un incendio que arrasó anoche una fábrica de material textil en la ciudad de Karachi, en el sur de Pakistán, en uno de los peores siniestros de la historia del país surasiático.
Un responsable de Bomberos de Karachi, Zakir Husain, dijo que ya se habían contabilizado 280 cadáveres y que el número definitivo puede llegar a ser más alto. En paralelo, la cadena local Express TV situó la cantidad en 289 personas muertas.
El desastre se declaró anoche en la sede de Ali Enterprise, un inmueble de cuatro pisos en el modesto barrio de Baldia Town, y el número de fallecidos empezó a crecer rápidamente desde que a primera hora del día se recuperaron los primeros cuerpos. Un responsable de los equipos de rescate declaró a Geo que el siniestro ocurrió por un cortocircuito en un gran generador eléctrico ubicado cerca del acceso principal del edificio, que se convirtió en una trampa mortal para los trabajadores. La mayoría de los cadáveres fueron rescatados del sótano y del cuarto piso de la fabrica.
Las ínfimas condiciones laborales y de seguridad en las que operan los miles de fábricas textiles del país sirvieron para convertir el incendio en una catástrofe. Según diversos medios, en el inmueble, de unos 2.000 metros cuadrados de superficie, trabajaban hacinadas entre 1.500 y 2.000 personas, entre ellas varios menores, y no había prácticamente ninguna medida básica contra incendios.
Conforme al relato de los bomberos, el generador cortocircuitado sirvió de tapón para la salida de los trabajadores, muchos de los cuales estaban en un sótano al cual sólo se podía acceder por una pequeña puerta que quedó enseguida bloqueada. La mayoría de obreros lograron huir antes de que el inmueble quedara totalmente envuelto por las llamas, y muchos lo hicieron saltando por las ventanas, por lo que los equipos sanitarios tuvieron que atender decenas de personas con piernas fracturadas.
Aunque no suelen alcanzar magnitudes como las de este incendio, los siniestros de este tipo son relativamente frecuentes en el país debido sobre todo a la precariedad con la que se trabaja en el sector textil, uno de los motores de la economía nacional. Pakistán atraviesa además una grave crisis energética, con continuos cortes en el suministro eléctrico que obligan a los empresarios a depender de generadores de gasoil para no interrumpir la producción, lo cual aumenta los riesgos para los trabajadores.
Público
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