Teatro Manzanillo, símbolo de la ciudad

Teatro Manzanillo, símbolo de la ciudad
Fecha de publicación: 
12 Septiembre 2012
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Hermosa y evocadora es la historia del teatro Manzanillo, inaugurado el 14 de septiembre de 1856, con la obra en la cual actuó el prócer Carlos Manuel de Céspedes (1819-1874), Padre de la Patria cubana.

 

Conviene volver a la majestuosa edificación, devenida símbolo de la ciudad que le da nombre, y ejemplo de cómo se abrazaron las vanguardias política y artística desde el nacimiento de un pueblo nuevo en este archipiélago.

 

Perteneciente ahora a la oriental provincia de Granma, la institución data de la época en que la aristocracia criolla levantó grandes coliseos, como Villanueva (La Habana, 1847), Bayamo (Bayamo, 1849), Reyna (Santiago de Cuba, 1850) y Terry (Cienfuegos, 1860).

 

Esos recintos, junto a las sociedades filarmónicas, ayudaron a sembrar conocimientos y sentimientos en el pueblo que comenzaba a abrirse paso en la historia.

 

Actor, guionista y director de escena, Céspedes escribió versos y narraciones, tocó piano, tradujo libros y ayudó a componer La Bayamesa, primera canción de alcance nacional.

 

Estuvo entre los promotores y directivos de las sociedades filarmónicas y los teatros de Bayamo (donde nació) y de Manzanillo.

 

En esta última ciudad creó el grupo de aficionados que estrenó la pieza El arte de hacer fortuna, en la inauguración de la sala.

 

Él encabezaría, desde octubre de 1868, la primera guerra anticolonial en el país y fue el máximo exponente de su generación que le aportó el contenido de acción y ética al independentismo, principal corriente de pensamiento cubano en el siglo XIX.
   

Reconstruido en 1876 y 1926, el Manzanillo cerró sus puertas en 1971 y, tras la destrucción casi total, en 1989 comenzaron los trabajos de rescate, dirigidos por el arquitecto Rafael Andino, héroe de la tenacidad y defensor vehemente de la calidad.
   

La reapertura ocurriría en noviembre de 2002. De los elementos originales, tiene 10 columnas interiores y dos exteriores, además de las rejas metálicas ubicadas delante de la platea.
   

Una de las 500 butacas disponibles está marcada para recordar la que perteneció con carácter perpetuo al Padre de la Patria.
   

El archivo del coliseo da fe del paso de personalidades como el genial ajedrecista José Raúl Capablanca, los poetas Pablo Neruda y Nicolás Guillén, y artistas como Ernesto Lecuona, Alicia Alonso, Enrique Arredondo y otros.
   

Ahora, el Manzanillo y otras salas de Granma forman parte del circuito nacional para agrupaciones de teatro, música y danza, que cuenta con el apoyo del antiguo hotel Venus, reconstruido y devenido Centro de Promoción de las Artes Escénicas.
   

Durante la década inicial del siglo XXI, Granma se convirtió en potencia de la especialidad, al construir un teatro en su Escuela Provincial de Arte, reconstruir los coliseos Rex y Manzanillo, y remodelar las salas Bayamo, 10 de Octubre y José Joaquín Palma.
   

En ese contexto, cumple 156 años la mayor sala de espectáculos de esta ciudad, recinto que también relaciona con orgullo entre sus visitantes otros nombres famosos, como los del poeta Manuel Navarro Luna, el narrador Luis Felipe Rodríguez, el trovador Carlos Puebla, el pintor Julio Girona, el Grupo Literario local, la revista Orto y la orquesta Original de Manzanillo.

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