DE LA HISTORIA DEPORTIVA: Bob Mathias, de escuálido al más completo campeón olímpico
especiales
El anciano californiano acaricia la cabeza del niño mientras piensa invadido de tristeza: "¡Pobre mi nieto Robert, tan delgaducho, tan enfermizo! La vida que le espera no será fácil". Pues soslaye la lástima: este muchacho se convertirá en el más joven medallista dorado del atletismo olímpico de todos los tiempos. Sí, eso será Bob Mathias. La anemia que lo devora será derrotada con un tratamiento médico en el que no faltará el deporte al aire libre con las carreras en plano preponderante.
Gracias al método, a los once años de edad, llega a gozar de una salud admirable y unas ganas inmensas de competir. Ayudado por un hermano mayor, contendió en la categoría escolar en carreras, lanzamientos y saltos. No consiguió resultados extraordinarios, pero la calidad y el amor por esa lucha le fueron creciendo de entrenamiento en entrenamiento.
Londres 1948. Bob, al ganar las eliminatorias estadounidenses en decatlón, representa a su país en los Juegos Olímpicos de la austeridad o del hambre como le llaman Tiene 17 años de edad y se enfrenta a muchos hombres que pueden ser su padre descansadamente.
No se preocupen: él le saca en condiciones y deseos de vencer mucho más que la edad y la experiencia en que ellos le aventajan. Salta, corre, envía y se convierte en el deportista más completo de la lid al acumular 7 139 puntos y burlar el asedio de sus dos más potentes rivales: el francés Ignace Heinrich (6 974) y el coterráneo del vencedor Floyd Simmons (6 950).
El exescuálido mide 1.90 y pesa 90 kilos. Todavía estudia en la Universidad de Stanford cuando rompe el récord mundial de la especialidad con una suma de 7 142 en 1950. En el certamen nacional de Estados Unidos, en vísperas de los XV Juegos, supera su propia marca al lograr 7 442. Tengan en cuenta que se usan las tablas de puntuación de cada época. Morris había ganado en la magna cita de Berlín 1936 con 7 900.
Los periodistas cuando escriben sobre Mathias lo apodan cariñosamente y cargados de admiración, el Fenómeno de Tulare, California.
Ya está en Helsinki 1952. De nuevo a la carga. 100 metros planos: 10.9; salto largo: 6.98; bala: 15.30; salto alto; 1.90; 400 planos: 50.2; 110 con obstáculos: 14.7; disco: 46.89; salto con garrocha: 4; jabalina: 59.1; 1 500: 4:50.8. Y no solo triunfa: quiebra el gran logro del planeta en la especialidad -era suyo- al llegar a 7 887 puntos. Muy alejados los más encarnizados contrarios: sus compatriotas Milt Campbell (6 975) y Floyd Simmons (6 788).
Melbourne 1956. Se salva Campbell. Todavía Robert Bruce Mathias es el mejor pero aquel se impone con 7 937. La estrella de la disciplina múltiple, a principios de 1953, publicó un artículo en la prensa donde denunciaba aspectos negativos del deporte estudiantil de su patria. Los reaccionarios no lo perdonaron. Tomaron como pretexto el propio trabajo periodístico: probaron que lo habría cobrado y, en un exceso de “pureza amateur”, lo expulsaron para siempre del olimpismo.
Añadir nuevo comentario