Fidel: siembra y sol

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Fidel: siembra y sol
Fecha de publicación: 
25 Noviembre 2019
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Conversamos con algunos creadores cubanos de varias generaciones sobre la vigencia y la impronta del líder eterno de la Revolución cubana en el arte y la cultura de la isla.

Desde lo más autóctono de nuestra cultura llega la imagen de Fidel al trovador que tanto le ha cantado. Raúl Torres nos repite una palabra en mayúsculas: «Estoy viendo a un poeta en Palmas y Cañas (un programa que no dejo de ver nunca desde niño) y, mientras se inspira y canta su tonada, van poniendo imágenes de Fidel: Fidel sonriendo, Fidel pensando, escuchando, discursando... y los versos del poeta se mezclan con otros que voy mascullando entre labios intentándoles la rima, y me vuelvo a sorprender inspirándome en nuestro numen, nuestro genuino portador de dignidades, nuestro salvador de almas, nuestro hacedor de seres brillantes que le guardan en el centro del pecho; y al final de todo me quedo sin terminar el octosílabo, sin encontrar una rima decorosa para la palabra, GRACIAS... Comandante, GRACIAS».

La joven instrumentista y cantante Maylín Quintana consideró: «Uno de los legados del líder histórico de la Revolución cubana es el acceso a la cultura como un derecho humano por encima de élites y de visiones excluyentes. De hecho, la primera ley revolucionaria en el ámbito cultural la firmó Fidel. Al triunfo de la Revolución, establecía la fundación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), institución cuyo principal evento sigue siendo uno de los más prestigiosos en el continente: el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano».

Para Arnaldo Rodríguez, músico, cantautor y promotor cultural: «uno de los conceptos más importantes que tenía Fidel sobre la cultura era el sentido de la masificación del arte: tener la visión-intención de que las mayorías pueden tener acceso a la cultura como un derecho, y no como privilegio exclusivo de los que tienen dinero; la creación de un sistema nacional de enseñanza artística para la formación profesional en todas las manifestaciones.

«Y yo me pregunto: ¿hay algo más revolucionario, en el sentido renovador de la palabra, que crear y formar el concepto de Instructor de Arte? En cada barrio, comunidad, lomerío o ciudad, un profesional que contribuye a apreciar el arte, a dinamizar la vida en colectivo, a orientar a futuros artistas... ¡Es una idea fenomenal!

«Por otro lado, Fidel impulsó siempre la formación de una sociedad con individuos que alcanzaran un nivel básico de cultura en su percepción integral, más allá del hecho artístico; que cualquier persona, sea obrero, intelectual, ama de casa, estudiante, aprendiera a discernir, valorar, incluso a realizar una crítica... es realmente impresionante. Y ahí lo ves en las polémicas populares que hace la gente cuando se realizan concursos y competencias artísticas, emiten criterios muy acertados.

«Cuba tuvo una Revolución política y social en 1959, pero también hubo una revolución cultural con todo esto que te digo, y mucho más. Otro ejemplo: el fácil acceso de las mayorías a grandes espectáculos, conciertos, ferias culturales, magnos eventos artísticos, y esto es muy importante, pues, aunque los cubanos pagan poco para entrar a un teatro, mantener y sostener la infraestructura de la cultura es altamente costoso. Y Fidel insistió siempre en la necesidad de sostener la economía de la cultura, como un esfuerzo del Estado para no perder la esencia de que es un beneficio público».

Amanda Sofía Perelló, estudiante de la escuela de música Manuel Saumell, tiene muy clara su mejor herencia: «El legado más grande de Fidel es que gracias a él tenemos nuestras escuelas de arte gratuitamente, lo cual facilita que se nos abran puertas en el mundo del arte, ya que no tenemos la preocupación de si nuestros padres pueden pagarnos los estudios. Y, además, el amor y la fidelidad a la patria, sentimientos que podemos expresar a través de nuestro medio más fácil: el arte; en nuestro caso, la música».

Y Rubén Darío Salazar Taquechel, director del Guiñol Nacional y de la Compañía Teatro de Las Estaciones, también comienza a agradecer por la siembra: «Lo primero que el arte y la cultura cubanos tendrán que agradecerle eternamente a Fidel y a la Revolución es la creación de las escuelas de arte, una cantera de futuro. Muchos de los que hoy brillan con su obra en la isla y el mundo fuimos formados allí, de manera gratuita y con los más prestigiosos profesores. Libros, conjuntos artísticos, museos, las Casas de Cultura, son parte del proyecto de confirmación de lo nacional, sin chovinismo, sino en diálogo con el arte y el pensamiento del planeta. Tengo orgullo de mi tierra, de mi pueblo culto y popular. Fidel, tan fiel como su propio nombre, ayudó para que así fuera y pudiera andar por todas partes con el nombre de Cuba en el pecho cual un sol».

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