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especiales

Ana de Armas está por encima de todo el chanchullo de OtaOla y su camarilla miamense. Ella ha ganado su éxito con mucho trabajo, a partir de su talento, no ha necesitado que la inflen cómo la Odiosa y otros artistas de la isla que le han condicionado renegar a su país para poder vender su arte en los escenarios de Miami. Ana llegó sola al estrellato dónde está. No tiene nada que agradecer a los odiadores, no tiene nada de qué arrepentirse, es un águila que no caza moscas y mucho menos del estiercolero. Sigan cocinandose en el odio, mientras Ana vuela cada vez más alto y más independiente.
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