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Manuel: Durante tres décadas me ha tocado lidiar con el dolor ajeno y guardar para mí la tristeza que produce ver el sufrimiento de quienes han decidido callar su orientación sexual ante sus familiares y amigos por no ser esta la deseada socialmente. También, he tenido que abrazar y acompañar a quienes anegados en llanto me han contado situaciones tan terribles como la expulsión de su hogar al descubrir ante sus seres queridos que son homosexuales o la intolerancia de algunas administraciones que le han negado la posibilidad de aplicar a una determinada plaza laboral con mejor remuneración y mayor visibilidad, pues han considerado que lo mejor, es que ese hombre o esa mujer gay o lesbiana sean invisibles. La historia se escribe día a día, por eso si bien admiro a todos y todas los que contribuyeron a fundar la nación cubana, pero celebro con respeto y con una admiración sin límites, a mis colegas que sin tapujos expresan su homosexualidad, mambises de hoy, también de a pie, que cuidan de cada uno de los pacientes que demandan su atención con mucho esfuerzo y amor pues ejercen sus profesiones desde la precariedad de más de cinco décadas de un bloqueo salvaje. Esos, a los que me refiero, están en todas las instituciones de salud en Cuba y en el exterior brindando su ayuda solidaria. Resulta muy novedoso para mí, que Ud. haya podido descubrir la esencia homosexual especialmente desde su profesión como Fiscal, por ser esta cuestión objeto de debate científico desde hace siglos y ante la inconsistencia de las evidencias científicas que así lo sostengan y lo absurdo de plantear esencias humanas se decidió eliminar la homosexualidad de todas las clasificaciones de las enfermedades mentales. Lo que no ha sido posible borrar aun de ninguna de estas, es el dolor, el sufrimiento y la parálisis que produce la discriminación basada en el estigma y la discriminación por razones de orientación sexual. Nocivo para la familia, en Cuba y fuera de Cuba, es el desamor, la incomprensión, los malos tratos, los olvidos, los silencios, el autoritarismo, la inequidad y el irrespeto… Es una suerte el CENESEX y una enorme oportunidad que Mariela Castro dirija un centro que su labor no es la orientación sexual ni la lucha contra el sida como refiere, sino la promoción de la salud sexual en base al respeto por el ejercicio de los derechos sexuales de todos y todas sin diferencias y sin discriminaciones. Es una dicha además, en los tiempos que corren, trabajar en una institución donde las contradicciones permiten crecer y las crisis son un punto de partida para la elaboración de estrategias que permitan el logro de un mundo mejor, inclusivo y respetuoso de la diversidad en todos los órdenes. Es la tarea y el compromiso de todos los que sorteamos cualquier obstáculo para desde nuestros lugares en CENESEX desarrollar nuestro trabajo con compromiso y cientificidad. Mariela no está sola, los hombres y mujeres heterosexuales, homosexuales, lesbianas y transgénero profesionales o no que respetan al otro, están trabajando junto a ella para que no se pierda la naturaleza de lo cubano, no se pierda el sentido de la humanidad, y no se pierda en nuestra práctica, los principios de la bioética que deben regir nuestro quehacer: 1) la no maleficencia, 2) la beneficencia, 3) la autonomía, y 4) la justicia y estos, no se aplican solo a las personas heterosexuales. Por esos principios y no por otros, es que abogo porque se explicite en la Carta Magna de la República de Cuba la no discriminación por razones de orientación sexual e identidad de género y se modifique además, el Código de Familia, de forma que no garantice solo los derechos de su familia o la mía sino la de todas las familias, sea cual sea la orientación sexual e identidad de género de aquellos que la constituyen. Todos y todas podemos y debemos impedir que la homofobia tenga espacio en la sociedad cubana y por eso, debemos seguir hasta el cansancio, trabajando, educando e investigando y sobre todo respondiendo a alegatos como el suyo que cuestionan no solo el trabajo del Mariela Castro como directora de CENESEX, sino el ejercicio de todos los profesionales de la salud, que juramos hace muchos años, que nuestra vida discurriría en el cuidado del bienestar de todos y todas, en detrimento de nuestro propio bienestar.
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