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La culpa es de todos, porque si unos cuantos músicos tienen deseos de decir esas cosas, ¿por qué lo hacen? ¿competir?, ¿ganar dinero fácil? ¿o son sus vivencias...? Además el dinero se lo dan las instituciones de la cultura que organizan conciertos, carnavales, y pagan una barbaridad de dinero a esos músicos, miles y miles de pesos que no los hay para reparar un cine, y que no se los pagan a un escritor, un actor, un bailarín... Y no solo es el reguetón, porque la timba es otro saco de vulgaridad, hay músicos que son merecedores de la Distinción por la Cultura Nacional y son capaces de componer cosas como "Yo no te dejé por mala, yo te dejé por loca" afectando la sensibilidad de las familias que tienen enfermos de los nervios, o "mami yo soy un loco, un loco con una moto, un loco con celular, celular que tira fotos" (consumismo puro y ninguna emisora de radio prohíbe eso) pero a ese señor nadie lo toca, porque como decía es una personalidad de la cultura cubana. Creo que la cuestión es andar parejos, no ser oportunistas, ni tener doble moral, la sociedad no se define por un mal texto, ese es solo el reflejo de un sentimiento, una manera de pensar que no la importamos de ningún lado, es auténtica. Y repito es la doble moral, que a éste le aguantamos un tema horrible porque es famoso, o paga, y al otro no porque es un irreverente o un novato. Daddy Yankee o Wisin y Yandel cantan temas normales, de cierto lirismo, porque en el mercado latino de la música las canciones vulgares no funcionan. Pero en nuestro entorno (las instituciones de la cultura, porque ningún concierto de un reguetonero es ilegal), esa es la música que prolifera. Como decía el otro día en una entrevista en medio de los Lucas Israel Rojas que resultaba triste que en el país de Frank Fernández, los López Nussa, y Raúl Paz, los cubanos prefirieran a los vulgares... Pero eso no se puede ocultar, el Karl Mark deliró con El Chacal, y Osmani García, y creo que las personas que desde hace años tienen la responsabilidad de velar por los caminos de nuestra cultura, de nuestra educación cívica, de nuestra ética social, se dedicaron a otras cosas y no fueron previsores. No es una medida drástica la que va a resolver el problema, solo lo agravaría, como ocurrió ahora con El Chupi chupi que hizo relanzar un tema y darle más fama al artista. Si no se hubiera dado la Mesa Redonda el Chupi Chupi posiblemente hubiera alcanzado algún premio en los Lucas, y el tema estaba radiándose desde enero del 2011. ¿Nadie lo había oído durante meses? Como se puede resolver mediante la improvisación. Ahora mismo tres compositores cubanos están componiendo otra vulgaridad, y tres intérpretes la están montando para grabarlas y tres realizadores están buscando chicas dispuestas a posar semidesnudas en tres clips groseros, y tres ómnibus repiten los temas, y trescientos cubanos andan con unos audífonos oyendo vulgaridades y se sienten bien con eso. ¡Muy duro, de verdad! Pero lo que ha ocurrido en estos días era necesario, era imporante abrir el debate, no importa que los oportunistas de miami empiecen a tergiversar, siempre hacen lo mismo, lo importante es conversar sin miedos de estas cosas que son tan importantes como el problema del transporte, porque se relacionan con nuestra salud espiritual.
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