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Me alegro infinitamente por uds. En más de una ocasión me puse en sus zapatos y pensaba "¿Cómo me habría sentido si hubiese sido yo o uno de los míos los que hubiésemos sido condenados a navegar en un barco cuyo fin era convertirse en un enorme ataúd flotante por culpa del egoísmo, la inhumanidad y la falta de amor de unos cuántos ?" Cuan amarga nos hubiera resultado nuestra propia salvación a costa de la muerte y la destrucción de todos los que como usted estaban en ese navío. Señora, nosotros nos amamos mucho toda vez que les hemos salvado, conforme dice Su palabra en Levítico 19:18 "...sino amarás a tu prójimo como a ti mismo". Ahora, no puedo menos que desearle a usted y a todos los que como usted eran esperados por alguien y que a ellos pudieron regresar, muchas bendiciones, mucha paz y mucho amor para dar como un día recibieron.