Miami-Dade: Inocentes al cadalso

El alcalde del condado floridano Miami-Dade, Carlos Giménez, anunció que reabrirán negocios dañados por el Covid-19.

Así lo informó este lunes una periodista de El Nuevo Herald, Sonia Osorio.

Giménez, un devoto alumno de Donald Trump, agregó que también suspenderán restricciones destinadas a frenar la propagación del coronavirus.

Intentó justificarlo diciendo que “estoy viendo la luz al final del túnel”.

Hasta el momento se reportan en su territorio 20,000 infectados y 97 fallecidos, cifras que no cesan de crecer.

Sin embargo, Giménez aseguró, “hemos visto que el número de casos en los hospitales se ha estabilizado y por eso  vamos a reunir expertos en salud y líderes comunitarios para “volver a abrir la economía”.

Mientras, prometió en un video que hizo llegar a los medios, seguir la vigilancia del foco de las infecciones.

Otra iniciativa anunciada por el alcalde es tener una “nueva normalidad” y que para ello se diseñará una estrategia. 

Quiero que todos los planes se elaboren pensando en la salud de la comunidad y en la seguridad de los residentes más vulnerables, acotó.

Sumó al proyecto lo que denominó una comunidad, una meta,    “enfocada a la restauración económica”.

Dijo que se trata de una colaboración entre Miami-Dade y el Beacon Council, una asociación público-privada de desarrollo económico del condado.

“Vamos a crear un plan de restauración de los negocios y de fortalecer la economía”. 

¿Quiénes tomarían parte?

Como es de suponer, en primer lugar, líderes de su mundo empresarial, y además comunitarios y académicos a fin de que se pueda restaurar  lo “más rápido posible”.

Muchos negocios radicados allí suspendieron las operaciones luego que el 19 de marzo Giménez las paralizó invocando el virus.

Seguimos juntos en esta lucha, no se desesperen que, como ya dije, “veo la luz al final del túnel, Miami Dade será de nuevo el mejor lugar del mundo para vivir y trabajar”, afirmó. 

Todo corrobora que este Alcalde es un excelente alumno de Donald Trump a quien, por cierto, nadie le está augurando un epílogo feliz en la Casa Blanca.