María Corina Machado o cómo ganar unas primarias… y ya
especiales
Fotografía tomada de Internet
En Venezuela, a la sombra de la atención política y mediática de la región, que miraba hacia procesos de mayor relevancia como las elecciones generales de Argentina, la candidata opositora María Corina Machado se impuso en unas cuestionadas primarias para definir el representante de las fuerzas antichavistas en las presidenciales que tendrán lugar el próximo año.
Con poco más de 1,4 millones de votos que superan el 92% de los escrutados, Machado reflota en el mapa de la oposición venezolana como una figura de referencia. Pero para hablar de su triunfo en cuestión, y de las implicaciones que pueda tener a futuro, hay que poner en contextos algunos elementos.
En primer lugar, a Machado hay que reconocerle ser de las pocas figuras opositoras que se han mantenido consecuentes a su discurso y posición política contra el chavismo; el problema radica en que ese discurso se tradujo en más de una ocasión en acciones de desorden civil, denuncias por su vínculo y/o participación en planes violentos, en el incumplimiento de sus responsabilidades como diputada de la Asamblea Nacional, o por exigir sanciones económicas y militares contra Caracas. En consecuencia, se encuentra actualmente inhabilitada de ejercer cargos públicos hasta el 2038.
Eso pudiera no ser problema si, como parte del proceso de diálogo retomado —por enésima ocasión— entre el gobierno y la oposición venezolana, el primero accediera a rehabilitar a los políticos que por diversas razones fueron sancionados y no pueden, actualmente, ocupar cargos. La ironía está en que Machado ha estado históricamente negada a todo tipo de negociaciones, diálogos e incluso, reconocimiento al gobierno.
Machado se posicionó en momentos en que la oposición estaba liderada por figuras de partidos tradicionales como Henrique Capriles y Julio Borges en Primero Justicia, Leopoldo López en Voluntad Popular, Henry Ramos Allup en Acción Democrática, entre otros. Fue, de algún modo, el momento de mayor fuerza estructural de la derecha en ese país, que les permitió incluso, ganar la Asamblea Nacional en diciembre de 2015, tras haber perdido por estrecho margen en las presidenciales de 2013.
En ese contexto, Machado, que siempre fue considerada una out-sider, con un partido limitado en organización nacional (Vente Venezuela), logró mantener espacios políticos y mediáticos a fuerza de posiciones radicales y confrontacionales. Ya años antes, Chávez inmortalizaba la frase “águila no caza mosca” para poner en su lugar a la irrespetuosa política.
De vuelta al 2023, la oposición venezolana tiene un panorama totalmente diferente, pues muchos de sus otroras líderes, gozan de un feliz auto exilio en Colombia o Miami, simplemente vieron pasar su momento y su capital político, o cumplen prisión por delitos de mayor gravedad. Machado ha logrado resurgir en tales circunstancias por insuficiencias de los demás partidos de oposición, y no por méritos políticos personales ni de su organización.
Los votos logrados por ella, y de hecho, la concurrencia de votantes en estas primarias, no supera el 10% del padrón electoral venezolano, y se ajusta a un tradicional voto duro de la oposición. El resultado alcanzado se explica por la fidelidad que ha mantenido Machado en su proyección política ante bases electorales igualmente radicales, y por la falta de liderazgos presentes en las primarias.
Machado tiene varios retos por delante. Entre ellos convencer que puede ser una figura de unidad, negociar (porque construir u organizar no puede) una estructura política de apoyo partidista nacional, proponer una agenda país que convenza como alternativa al gobierno bolivariano y sobre todo, sobre todo, lograr que le quiten la inhabilitación.
Yo, si en mis manos estuviera, le permitía participar en las elecciones presidenciales contra el candidato del chavismo. Con todo lo que hemos comentado, sigue siendo una candidata vulnerable, poco creíble y que no conecta con las bases populares. Poco susto tendrá el chavismo con ella de candidata, así que Maduro puede ya ir contando otros seis años más en el Palacio de Miraflores.
Ah, y de la poca confianza en el Consejo Electoral que organizó estas primarias opositoras, que determinó que varios candidatos renunciaran a participar, hablaremos otro día, porque ese 1,4 millones de votos que logró Machado, es muy sospechoso... pero María Corina no está lista para esta conversación.
Comentarios
Carlos de New York City
Añadir nuevo comentario