Un ejemplo, citó este viernes a legisladores de Michigan a la Casa Blanca y se comunicó con dirigentes de su Partido para certificar los resultados de la elección, antes de la fecha establecida.

También pudiera hacerlo en Pensilvania.

A la vez, los republicanos observan todo lo ocurrido sin pronunciarse, estrategia convertida en desafío.

Douglas Brinkley, historiador de la presidencia de la Universidad Rice, en Texas dijo:

“El Partido Republicano le ha permitido a Trump hacer pucheros durante demasiado tiempo”

La AP agregó que con el silencio, la mayoría de los legisladores republicanos se pliegan a Trump.

Ello podría erosionar la confianza civil y hasta impedir la transición de Joe Biden, puntualizó.

Brinkley al respecto subrayó:

“Con esto los futuros astros del Partido Republicano lucen pequeños y mezquinos”.

“Todos esos congresistas van a llevar una mancha oscura en su legado por mimar a Trump después de su derrota”.

La AP recordó que la premisa republicana fue que si Trump hubiera pensado en fraude electoral, lo planteara ante las cortes.

Todo para ganar tiempo y facilitarle presentar pruebas y tal vez convencer a sus seguidores del resultado.

La realidad muestra que en un estado tras otro, de Arizona hasta Georgia, las demandas de Trump han fracasado.

A pesar que se esperan nuevas demandas, hasta el momento no se han presentado pruebas de fraude generalizado que pudieran alterar los resultados.

El próximo 6 de diciembre los estados deben certificar los resultados electorales.

Ocho días más tarde, los legisladores republicanos asistirán al Colegio Electoral para proclamar al nuevo presidente.