Euforia sionista: Intento de desmantelar a Siria
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Tanques israelíes el 9 de diciembre de 2024 cerca de la línea que separa la parte del Golán ocupada por Israel de Siria. El ejército israelí ha tomado el control de la zona tampón entre ambos países. © Matias Delacroix / AP
A pocos minutos de la entrada de las fuerzas de oposición que derrocaron al presidente sirio, Bashar Al- Assad (exiliado ahora en Rusia), Israel ocupó militarmente una zona denominada de contención y varias bases militares ante el abandono del ejército de la nación árabe, incluso en el ocupado Golán, y reanudó sus bombardeos aéreos contra varias zonas de Damasco, afectando a edificaciones gubernamentales y desatando un incendio que destruyó una amplia zona residencial de la capital.
Sin cesar ni un instante el genocidio que practica en Gaza y los ataques aéreos contra el Líbano, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, alegó que la continuación de las agresiones a Siria se hacía para “preservar la paz” y “proteger a Israel” y ante cualquier contingencia que pueda surgir con el variopinto grupo triunfante en la ofensiva relámpago que derribó a Al Assad, quien esta vez, por diversos motivos, no contó con el apoyo del ejército y otras fuerzas que comúnmente lo hacían.
Todo en medio de una situación en que existen criterios diversos entre las fuerzas opositoras, a las que antes llamaban terroristas y ahora radicales o rebeldes, que contemplan la creación de un estado laico, o islámico o confederado.
NO HAY TAL UNIDAD
A pesar de la afirmación de que todo estaba bajo control de la cabeza dirigente que encabezó la operación relámpago que hizo triunfar al grupo rebelde que hoy se encuentra en Damasco, los bombardeos de la presuntamente aliada Israel siguieron al saqueo del Palacio Presidencial, el Banco Nacional y la embajada de Irán, así como el asedio a otras sedes diplomáticas.
En el norte, la facción apoyada por Turquía o Turkiye trata de evitar que los kurdos lleven a cabo su plan separatista con la creación de un nuevo estado, en tanto se agudiza la situación humanitaria en general.
En este contexto, el líder de la ofensiva opositora y jefe del grupo islámico Organismo de Liberación del Levante, Abu Mohamed Al Jolani, aseguró nuevamente que no habrá más asaltos y se hará una transición pacífica hacia un gobierno electo por el pueblo.
Nacido en Riad, Arabia Saudita, en 1982, pero de origen sirio, creció en el acomodado barrio damasceno de Mezzeh, un ambiente en el que él mismo aseguró que no le "empujaba" hacia el islamismo.
Ahora, su alianza, integrada también por rebeldes apoyados por Turquía, ha llegado hasta esos barrios a los que antes no podía volver.
Designado terrorista por Estados Unidos y el Consejo de Seguridad de la ONU, Al Jolani no ha perdido oportunidad en los últimos años para salir en público y brindar algunas entrevistas a medios extranjeros, pese a que Washington pide por su cabeza 10 millones de dólares.
Pero los eventos en la región de Oriente Medio, como la Segunda Intifada Palestina en el 2000 y la invasión estadounidense a Iraq, en el 2003, le empujaron a cumplir con su deber de defender a la comunidad árabe "perseguida por los ocupantes e invasores", como dijo en una entrevista al canal estadounidense PBS, en el 2021.
De hecho, fue arrestado por los norteamericanos en la prisión de Abu Ghraib y pasó en total cinco años encerrado en diferentes cárceles iraquíes.
En el 2011, Abu Bakr al Bagdadi, quien fue luego el primer líder del grupo yihadista Estado Islámico (2014-2019), encargó a Al Jolani que estableciera una rama de Al Qaeda en Siria. Y así lo hizo al liderar el Frente al Nusra, que contaba con "miembros, dinero, armas y asesoramiento directamente de Al Qaeda", según el Consejo de Seguridad de la ONU, que no menciona que Estados Unidos estaba detrás de ello.
En Idlib, bajo el control de su grupo, se estableció en 2017 el Gobierno de Salvación, una suerte de frente político y civil de la agrupación en las zonas que escapaban al control del gobierno sirio, según detalla la agencia española Efe.
Desde el inicio de su ofensiva ha repetido por activa y pasiva que no quiere ni venganza ni represión bajo su dominio, que busca "liberar" a todos los sirios sea cual sea su confesión religiosa o su posición política.
Sin embargo, la ONU sigue asegurando que la comunicación de Al Jolani con Al Qaeda no se ha roto, además de que numerosas organizaciones, incluidas locales, denuncian los abusos de los derechos humanos cometidos contra civiles de la población de Idlib, región de unos tres millones de habitantes, la mayor parte desplazados.
En Idlib también se han escondido y se esconden miembros del Estado Islámico.
LOS BENEFICIADOS
Entre los beneficiados por la caída de Bashar Al Asad se cuentan Israel, Estados Unidos y Turquía.
Israel se deshace de uno de sus principales rivales regionales y, al mismo tiempo, logra cortar la vía de aprovisionamiento de Hezbolá y asestar un golpe sin precedentes al Eje de la Resistencia.
Estados Unidos consigue que su principal aliado, las predominantemente kurdas Fuerzas Democráticas Sirias, controlen un tercio del país, incluidos los más importantes yacimientos petrolíferos que garantizan la viabilidad económica de su fantoche Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria.
Turquía consigue ganar peso específico en el Medio Oriente a través de su patrocinio del Ejército Nacional Sirio y su proximidad con la Organización para la Liberación del Levante, que tendrán aparentemente un papel determinante en el futuro de Siria, si a ésta no la desmantelan antes.
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