Pareciera algo nuevo o pasado al olvido pero despierta una y otra vez para recordarnos que está más latente que nunca, aunque por momentos aparezca de forma solapada o mediante estrategias y métodos menos convencionales y supuestamente, también menos "agresivos", pero los hechos contra el expresidente ecuatoriano Jorge Glas, su secuestro mediante irrupción violenta en la embajada mexicana en Ecuador, demuestran todo lo contrario.

De ahí que políticos, intelectuales, organizaciones sociales, sindicales, estudiantiles, de integración, intelectuales de muchas partes del mundo se hayan pronunciado contra tal agresión, reconociendo además, que ni en los peores momentos de las dictaduras que por décadas reinaron en Latinoamérica y el Caribe, ni siquiera en época de Pinochet, se acometieron acciones extremas como esa.

Y no es que se trate solo de violaciones a la Convención de Viena, al derecho internacional y hasta la soberanía de otro país, es también una falta de respeto y una agresión directa a una sede diplomática, por demás, representativa de un pueblo de la región en una Zona que desde 2014, es territorio de paz declarado y firmado por todos los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

El clamor del pueblo mexicano fuera de nuestra embajada en Ciudad de México.
Noboa no tiene conciencia del daño que ha ocasionado.#LosCorruptosSiempreFueronEllos pic.twitter.com/lUSlKnFxsT

— Rafael Correa (@MashiRafael) April 7, 2024

Tal pareciera que demasiado ha molestado ya la hidalguía, la firmeza, la transparencia, la dignidad de Andrés Manuel López Obrador y a pocas semanas de concluir su mandato, quisieran cobrárselo, arremetiendo también contra lo que representa Glas, la Revolución ciudadana, la misma que han intentado enterrar mediante procesos judiciales sinsentidos, los archiconocidos lawfare.

A propósito, muchos usuarios en redes sociales han recordado en las últimas jornadas que en 1973, cuando Augusto Pinochet consumó el golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende, la sede mexicana llegó a acoger a cerca de 800 personas, en algunos casos familias enteras, que eran blanco de la persecución pinochetista. Otras sedes diplomáticas, como las de Argentina, Suecia y Francia, también abrieron sus puertas a quienes huían, pero ningún otro país desplegó esa protección de manera tan contundente como México, bajo la gestión del embajador Gonzalo Martínez Corbalá.

A pesar de la ferocidad del acoso pinochetista a la embajada mexicana, todos los asilados obtuvieron salvoconductos para viajar a territorio nacional y entre los primeros estuvo la esposa del presidente Allende, Hortensia Busi.

También se han relacionado los hechos en Ecuador -salvando las distancias-con la desfachatez criminal del Israel sionazi, sucursal de los Estados Unidos, lo que ratifica algo que no es nuevo: la impunidad con que se ha sentido con derecho a actuar propiciando que actúen tambien asi sus cómplices pues se trata de una potencia que teme perder su hegemonía e intenta desesperadamente conservarla por cualquier medio.

El asalto por el gobierno de Ecuador a la Embajada de México es otra confirmación de la vigencia de la Doctrina Monroe, como lo son los tantos viajes de la jefatura del Comando Sur estadounidense por la región y la posibilidad de establecer bases militares en Argentina con la aprobación y el manto sonriente de otro que ya se alza como un facistoide irremediable: Javier Milei.

Tantas voces no pueden estar equivocadas y son muchas las que señalan que si se permite la impunidad ante hechos como estos, estaríamos viviendo en cualquier momento, y muy cerca, lo mismo que la Palestina que tanto merece paz y libertad.

Que no se nos olvide: América Latina y el Caribe es Zona de Paz y la CELAC tendrá que realzar sus banderas con más fuerzas que nunca. Ni un tantito así, porque en eso, nos va la vida.