EE.UU.: Oficializando la mentira
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En serio, a Estados Unidos, a su actual gobierno, no le hace falta montar un “ministerio de la verdad”, como es el nombrete que le han puesto a la reciente creación del presidente Joe Biden de la Junta de Gobernanza de la Desinformación, con el objetivo de rebatir supuestas mentiras de Rusia, aunque también tiene otros alcances con quienes no comulgan con el imperialismo norteamericano.
Dentro de Estados Unidos han surgido voces que rechazan una forma de gobierno donde imperan la vigilancia y el control del pensamiento.
Ello es, indudablemente, un aviso de que “algo mal” le está saliendo al Imperio por estos tiempos de la operación militar rusa en Ucrania, donde el establishment ha hecho y deshecho para que todos sus “seguros servidores” se sumen a las miles de sanciones contra Moscú.
Sí, algo falla cuando en el creado maremágnum de cuestiones relacionadas con la rusofobia surgen voces no fáciles de callar que piden a Biden que deje de enviar armas a Ucrania y resuelva la situación por la vía diplomática, absteniéndose de acciones insensatas que puedan conducir a una guerra nuclear.
No es la primera vez que abordamos el tema, porque, realmente, la información imperial de lo que está ocurriendo en Ucrania es instrumentada por la inmensa mayoría de los medios de comunicación occidentales que ignoran los alegatos rusos, o los tergiversan, o los calzan burlonamente con alguna que otra mentira. Lo paradójico es que han estigmatizado a Russia Today y Sputnik, entre otros órganos de Moscú, que, independientemente de que formen parte del grupo oponente, sí exponen lo que alega el lado contrario, antes de pasar a rebatirlo.
En ocasiones, como se puede observar en Actualidad.rt.com, se deja expresar lo que el enemigo desea, e intuye al usuario a que saque sus conclusiones.
El “ministerio de la verdad” creado por Biden y presidido por un demócrata, algo que no ven con buenos ojos los republicanos, está adscrito al Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés), y sería el encargado de “contrarrestar” la supuesta desinformación sobre varios temas, como la migración en la frontera con México o noticias provenientes de Rusia. Eso es lo que se dijo de manera oficial.
Las reacciones han sido inmediatas. Alguien tan poco confiable como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, declaró que “lo que quieren hacer es publicar falsas narrativas sin que las personas puedan hablar o contraatacar”. Hizo mención a que el propósito es “abogar por los encierros por la COVID-19” o defender el cierre de escuelas sin evidencias que lo respalden, lo cual revela también el carácter atorrante del sujeto discrepante.
La decisión de la administración demócrata resulta alarmante, porque a lo largo de la historia han existido ejemplos similares de uso de la propaganda para fines políticos e ideológicos. Eso transgrede de todas las formas posibles el derecho al libre pensamiento.
Cuando se preparan entuertos
Si alguien recuerda que Adolf Hitler lo aplicó a través de su aparato de propaganda supervisado por Joseph Goebbels, también debería saber que esas situaciones se producen cuando Estados Unidos se prepara para una agresión a gran escala —siempre contra países pequeños—, como la del 2003 realizada contra Iraq, con la mentira de que poseía el arma nuclear, bajo el mando de un presidente republicano, entre los más reaccionarios.
Todo se preparó minuciosamente, con una propaganda bien dirigida, y ni un solo medio, incluidos los “objetivos” The New York Times y The Washington Post, se hizo eco de ello, hasta el inicio de la agresión, invasión y ocupación, todo lo cual fue expuesto a manera de “comic” por la televisión norteamericana.
Aquellas luces tan “bonitas” que se abatían sobre Bagdad eran misiles Tomahawk, uno de los cuales, en los primeros minutos, logró penetrar en un búnker y dar muerte a madres con sus hijos, unas 300 personas.
Para eso sirven los medios estadounidenses, magos de la desinformación que solo son “objetivos” para sacar los trapos sucios de las facciones que se disputan el poder, empoderando a unos en detrimento de otros.
Otro punto destacable dentro del anuncio demócrata es la persona que presidirá la nueva Junta de Gobernanza de Desinformación. Se trata de Nina Jankowicz, catalogada como “experta reconocida internacionalmente en desinformación y democratización”. Está asociada al Partido Demócrata y ha realizado estudios sobre “desinformación sexualizada”.
Anteriormente, llegó a asegurar que la “desinformación de género” es un “problema de seguridad nacional” que, además, podría impedir que las mujeres se postulen a cargos. Ella elaboró un informe donde retrató “la burla” contra la vicepresidenta Kamala Harris durante las elecciones presidenciales del 2020. También es defensora de figuras como las congresistas Alexandria Ocasio-Cortez e Ilhan Omar, situadas en el espectro menos reaccionario.
Es entonces por esta retórica que surgen los argumentos sobre si Estados Unidos está viendo el nacimiento de su propio “ministerio de la verdad”. Jankowicz asegura que la función de la Junta es “mantener el compromiso del Departamento de proteger la libertad de expresión, la privacidad, los derechos civiles y las libertades civiles”.
Y tampoco es casualidad que el anuncio ocurra en los días siguientes a la compra de Twitter por el multimillonario empresario Elon Musk. No es un secreto que desde el Partido Demócrata están afincando cada vez más el pedido de regulación de plataformas digitales, argumentando “peligros” y “preocupaciones”.
“Ahora que el régimen de Biden tiene un Ministerio de la Verdad, ¿qué sigue?, ¿campos de reeducación?”, preguntó la congresista Marjorie Taylor Greene, nada fuera de foco, porque hay fuertes disputas en escuelas estadounidenses que buscan impartir la teoría crítica de la raza en contra de la voluntad de los padres.
La representante Lauren Boebert duda que realmente exista comprensión sobre la gravedad que implica tal creación.
Como se puede apreciar, la mayoría de los oponentes al nuevo ministerio enfoca la cuestión desde el punto de vista interno, aunque no se puede dejar de señalar que ello ocurrió cuando trascienden cada vez más las informaciones que provienen de la parte rusa sobre lo que está ocurriendo en Ucrania.
El Departamento de Seguridad Nacional está intensificando sus esfuerzos para contrarrestar lo que llaman la desinformación proveniente de Rusia en el campo de batalla, donde entes nada adversos como la norteamericana Microsoft News, la francesa AFP y la española EFE han publicado intervenciones de los voceros militares de Moscú, indicando un crédito superior a las fuentes oficiales ucranianas.
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