Boris Johnson: Sin escape

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Boris Johnson: Sin escape
Fecha de publicación: 
8 Julio 2022
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Setenta y dos horas antes de que presentara su dimisión este miércoles 7 de junio, medios de la oligarquía, principalmente españoles y ecuatoriano, elogiaban la fortaleza del primer ministro británico, Boris Johnson, quien llegaba a recibir los calificativos de carismático y fuerte a toda prueba.

Pero era mucho lo que estaba contra él desde el punto de vista interno, cuando más de cincuenta ministros renunciaban uno tras otros a sus cargos y su Partido Conservador observaba temeroso que la acción del primer ministro le costaría el poder.
Los medios se destapan hablando de los entuertos provocados por el ahora caído, sin contar su mala política causante de carestía e inflación, además del descuido inicial en el tratamiento del COVID-19.

Todo es un símbolo de lo que le puede pasar a aquellos gobiernos adictos en uña y carne al de Washington, y que no le cuestan trabajo en embarcarse en la política aventurera de la Organización del Tratado del Atentico Norte (OTAN), controlada por Estados Unidos, y que tiene como principal objetivo el de destruir sistemáticamente a Rusia, utilizando como peones a Ucrania u otro país limítrofe.

Johnson llevó el banderín del armamento, asesores militares y “voluntarios”, léase mercenarios, que fueron a combatir al lado de los nazis en la operación militar especial de Rusia en Ucrania.

De esto se habla o se dice poco o nada, y es muy posible que este tipo de política sea seguida por cualquiera que sea su sucesor.

En este contexto, el embajador de Rusia en Gran Bretaña dijo que su caída era una justa recompensa por una beligerante política intrusa de apoyo a Ucrania, mientras ignoraba las necesidades económicas del pueblo británico.

"Se concentró demasiado en la situación geopolítica, en Ucrania", dijo a Reuters Andrea Kelvin, quien subrayó: "Dejó muy de lado el país, la gente, el estado de la economía, y esto es lo que ha traído este resultado. Por supuesto, preferiríamos a alguien que no fuera tan antagonista o beligerante".

En cuanto a Johnson, fue el rostro de la campaña del Brexit del 2016 que obtuvo una contundente victoria electoral en el 2019 antes de dirigir la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

LLUVIA DE ESCÁNDALOS

Hace menos de tres años, en julio del 2019, Boris Johnson logró la mayor victoria electoral de los conservadores desde 1987. Pero ahora, tras un aluvión de renuncias de ministros y otros funcionarios, meses de controversias y una presión desde todos los frentes posibles, anunció su dimisión este jueves como líder del Partido Conservador y luego como premier, aunque, según la BBC, permanecerá en el cargo de primer ministro hasta el próximo otoño.

Durante su legislatura, Reino Unido ha vivido algunos de los episodios más turbulentos de su historia reciente, como la salida de la Unión Europea, la lucha contra el coronavirus, los desafíos económicos derivados de la guerra en Ucrania, la recuperación post pandemia y el aumento de la inflación.

Momentos difíciles para cualquier otro líder en el mundo, pero que en el caso de Johnson fueron acompañados por una serie de escándalos y polémicas que deterioraron su credibilidad y liderazgo hasta consolidarse su caída.

La prensa inglesa dio destaque a un escándalo sexual, cuando el miércoles 29 de junio, el parlamentario Chris Pincher, en ese entonces subjefe de la bancada del Partido Conservador, acudió a un club privado de Londres. En sus palabras, "bebió demasiado" y se "avergonzó a sí mismo", al manosear a dos hombres, lo cual llevó a una oleada de alegaciones en su contra, algunas fechadas varios años atrás, lo cual desató decenas de renuncias que llevaron a la decisión de Johnson, quien había mentido al decir que no conocía las inclinaciones de Pincher.

Antes, a mediados del 2021, el diario The Sun reveló una foto y un video del entonces ministro de Salud, Matt Hancock, besando a su asesora Gina Coladangelo, cuando estaban vigentes duras restricciones y un distanciamiento social instaurados por el propio Hancock para proteger a la población durante la pandemia. 

Ello abrió las puertas a más filtraciones de imágenes que mostraban a funcionarios de Downing Street en reuniones y fiestas cuando el gobierno tenía impuesta una prohibición a las reuniones de más de dos personas. Una se realizó en mayo del 2020, y en las imágenes se veía al primer ministro en el jardín de la residencia oficial tomando vino junto a otros funcionarios. No obstante, negó su participación y se resistió a pedir perdón en ese momento, cuando el Reino Unido vivía una situación crítica con más de 400 muertes diarias.

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En marzo del 2020 el virus ya circulaba entre los británicos y para fines de mes Johnson se dirigió a la nación pidiéndoles quedarse en casa para salvar vidas y proteger la sanidad pública.

El premier fue criticado ampliamente por la comunidad científica por no cerrar el país a tiempo. Días después de anunciar el confinamiento, el propio Johnson dio positivo por coronavirus e incluso estuvo ingresado con cuidados intensivos en un hospital.

Una vez que regresó a sus funciones, se enfrentó a duros cuestionamientos por sus decisiones para detener el primer brote de la epidemia, por no alcanzar los objetivos de testeo masivo, por la falta de estrategia clara para proteger las residencias de ancianos y por los problemas de distribución de insumos médicos.

El Reino Unido suma más de 180 000 muertes por coronavirus, una de las tasas más altas del mundo por detrás de países como Estados Unidos, Brasil y la India.

MAL ESCENARIO

La nación sufre una inflación actual del 9,1% y expertos advierten que pronto podría entrar en recesión., que se achaca a la guerra en Ucrania, que ha llevado a aumentos en el precio del petróleo y en el coste de los alimentos, lo cual fue agravado por Johnson, al permitir que se subieran los impuestos, aumentando la presión sobre la clase trabajadora.

Pero los retos económicos del país ya se gestaban mucho antes de la operación militar rusa en Ucrania, con los problemas derivados del Brexit y el momento más crítico de la pandemia, una tormenta perfecta para el gobierno desde comienzos del 2021.
Desde ese momento, y no ahora, Reino Unido acusó grandes aumentos en los precios del petróleo y gas, así como los alimentos, mientras plantas de acero y fertilizantes se vieron obligadas a cerrar temporalmente y varias empresas energéticas quebraron.

Las interrupciones en las cadenas de suministro pusieron presión sobre el bolsillo del británico antes incluso, subrayo, de la guerra en Ucrania, lo cual creó una situación empeorada por los efectos del Brexit, ya que muchos trabajadores de la cadena de suministro de alimentos procedían del continente y no tenían permiso para trabajar en el Reino Unido.

Johnson ha sido uno de los principales impulsores de la ruptura con la Unión Europea y la idea del gobierno era que empleados británicos reemplazaran a los europeos, pero no había tiempo para capacitar a los trabajadores reemplazantes y muchos británicos estaban laborando desde casa y no estaban tan interesados en trabajos mal pagados con horarios largos e irregulares.

Los británicos acusaron estos problemas con un desabastecimiento inusual en supermercados y el aumento de precios de la canasta básica incluso antes de que se desatara la guerra en Ucrania, responsable del último gran empujón a la inflación global.
A muchas cafeterías y restaurantes les ha costado permanecer abiertos, ya sea porque no podían encontrar suficientes trabajadores o debido a la escasez de suministros.

La oposición apuntó a Johnson sobre muchos de los problemas del país por su campaña acérrima a favor del Brexit, e incluso varias encuestas mostraron descontento y cambios de opinión entre los antieuropeístas antes las consecuencias que estaba sufriendo la economía.

Dominic Cummings, un ex asesor, acabó convirtiéndose en uno de sus críticos más duros tras su salida del gabinete, en tanto otros que le respaldaban admitieron su falta de claridad e ideas en Rowling Street, recordó el periodista Owen Amos, uno de los mayores expertos en política británica de la BBC, quien subrayó: “cuestionaron la filosofía del primer ministro e incluso si tenía alguna”.

 

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