Presidenciales panameñas: Mulino enfrentará tensa situación

José Raúl Mulino emergió victorioso en las elecciones presidenciales efectuadas este domingo en Panamá, donde tendrá que enfrentar graves problemas en un país polarizado y sometido a mucha tensión política e incertidumbre.

Mulino, de la derechista Alianza para Salvar a Panamá, fue electo entre ocho candidatos en unos comicios que sólo contemplaba una sola vuelta, considerados de los más importantes de los últimos años, principalmente desde 1989, cuando la  invasión militar de Estados Unidos.

Con el 90,96% de las mesas escrutadas, es decir, 6 890 y a falta de 684 por escrutar, el pronóstico de las encuestas se ha cumplido y José Raúl Mulino se alza con la victoria al conseguir el 34,45% de los votos, es decir, 721 550, seguido de Ricardo Lombana, quien consiguió el 25%, o sea 523 543.

El ex mandatario Martín Torrijos se queda en la tercera posición con el 16,1% de los votos, seguido de Rómulo Roux con el 11,22%, Zulay Rodríguez con el 8,24%, el oficialista Gabriel 'Gaby' Carrizo con el 5, 76%, Maribel Gordón con el 1,07%, y Melitón Arrocha con el 0,21%.

El padrón electoral de Panamá es de 3 millones 4 083 votantes, de los cuales, 2 millones 770 267, acudieron a las urnas, para un total de 74.44% de participación. El voto es obligatorio.

De los votos emitidos, 2 millones 93 961 son válidos, 16 683 son blancos y 34,723 son nulos, esto con datos actualizados hasta las 9:26 de la noche.

SEMBLANZA DEL PRESIDENTE ELECTO

Abogado de 64 años egresado de la Universidad Santa María La Antigua como Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas, y una maestría en Derecho Marítimo en Tulane University.

De 1990 a 1993 fue viceministro de Relaciones Exteriores; de 1993 a 1994 fue ministro de esa cartera del gobierno. De 1994 a 1995 fue miembro del Consejo Nacional de Relaciones Exteriores y Magistrado Suplente de la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia (CSJ).

Mulino presidió la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (APEDE) y ha sido miembro honorario del Consejo Nacional de la Empresa Privada, cuya vicepresidencia ocupó de 1989 a 1990; forma parte de la Asociación Panameña de Derecho Marítimo y de la American Society of Internacional Law.

También fue ministro de Seguridad Pública y ministro de Gobierno y Justicia, durante la presidencia de Martinelli. Entre octubre del 2015 y abril del 2016 cumplió una detención preventiva por un caso de presunta corrupción. En sus redes, se describe como un expreso político.

IZQUIERDA DESAPARECIDA

La mayoría de los candidatos son de derecha o de centroderecha. En los programas no se menciona la desigualdad social, y apenas hay atisbos de la izquierda.

En este importante evento electoral, los ciudadanos panameños tuvieron la oportunidad de elegir, además de al presidente y vicepresidente de la República, a 20 diputados al Parlamento Centroamericano (Parlacen), 71 diputados a la Asamblea Nacional, 81 alcaldes de distrito, 702 representantes de corregimientos y 11 concejales, con sus respectivos suplentes. Todos deben ejercer sus cargos desde el venidero primero de julio al 30 de junio del 2029.

Destaca el caso del expresidente Ricardo Martinelli, quien se presentaba como candidato, pero fue inhabilitado y penado por presunta corrupción. Luego, se asiló en la Embajada de Nicaragua, que le ofreció asilo.

Martinelli, quien mantuvo su inocencia y llegó a ser el favorito para ganar las elecciones presidenciales de este año, fue inhabilitado en marzo por el tribunal electoral de Panamá a causa de la condena y la sentencia. Mulino, quien había sido compañero de fórmula de Martinelli, asumió entonces la candidatura por el partido Realizando Metas.

Pero la candidatura de Mulino también fue impugnada y sometida a revisión judicial hasta pocos días antes de las elecciones, lo que inyectó incertidumbre en la contienda. El viernes, la Corte Suprema del país decidió que la candidatura de Mulino era constitucional y, por  lo tanto, podía seguir adelante.

Mulino fue visto como heredero del apoyo popular de Martinelli y reflejo de sus planes de revivir las políticas del expresidente, quien es "recordado en gran medida por el crecimiento económico y la reducción de la pobreza, que resuena entre los votantes que se enfrentan a altas tasas de inflación y desempleo", escribió American Quarterly.

PROBLEMAS Y PROMESAS

Aparte de la corrupción generalizaba durante el actual gobierno de Laurentino Urquizo, está en juego la gestión financiera de un país de 4,4 millones de habitantes, que se enfrenta a una elevada inflación y a una economía estancada que han llevado a un malestar generalizado. 

El acceso al agua también fue un factor importante en la mente de los votantes: las sequías exacerbadas por El Niño han hecho que el acceso al líquido potable sea escaso en algunas regiones y han reducido la capacidad del Canal de Panamá, una pieza central del Producto Interno Bruto (PIB) del país.

La economía panameña, antaño líder del PIB en la región, se ha ralentizado drásticamente en los últimos años, y el FMI prevé un crecimiento del PIB de solo el 2,5% este 2024, frente al 7,3% del 2023. En marzo, la agencia de crédito Fitch rebajó la calificación de Panamá a la categoría de "basura", alegando "problemas fiscales y de gobernanza".

Mulino ha prometido devolver al país a su apogeo económico y atajar el elevado desempleo con un plan para incentivar la contratación privada con fondos públicos.

También ha prometido cerrar el tapón del Darién, el traicionero tramo de selva que comienza en Panamá y que se ha convertido en una carretera principal para los migrantes que se dirigen a Estados Unidos.

Más de medio millón de migrantes cruzaron a través del tapón de Darién en el 2023, según el gobierno panameño, el doble de la cantidad registrada en el 2022. Mulino no ha dicho cómo llevaría a cabo el cierre de la selva a los migrantes, y algunos analistas cuestionan si esto frenaría la migración o simplemente desembocaría en nuevas rutas.