Azotando la Amazonía

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Azotando la Amazonía
Fecha de publicación: 
8 Junio 2021
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La Amazonía va a estar aún más expuesta a su exterminio en esta seca temporada estival, cuando se incremente el número de incendios -muchos de ellos intencionales-, la tala indiscriminada de árboles y las expulsiones de habitantes por latifundistas y transnacionales ávidos de riqueza.

Siempre cuando se menciona a esta parte de la Tierra, a la que llaman el pulmón del planeta, viene a nuestra mente Brasil, que tiene la mayor parte de su extensión, pero también son poseedoras Ecuador y Colombia, naciones que cuentan asimismo con gobiernos neoliberales explotadores del medioambiente y que perpetúan y aumentan la desigualdad.

En mayo comenzó la estación seca en la Amazonía, en la cual la deforestación alcanzó los 1 180 kilómetros cuadrados, la más alta para ese mes en los últimos cinco años; las de abril y marzo también superaron las lecturas previas respectivas de esos meses desde que comenzó la serie en 2015-2016.

Ya mayo significó para Brasil un incremento de la deforestación en el 41% superior a igual período del 2020, y se prevé un aumento no sólo por la sequía, sino por la mano del hombre, autorizado por un gobierno que desoye llamados y acuerdos internacionales al efecto.

No es extraño que el gobierno del presidente Jair Bolsonaro enfrente escepticismo creciente con respecto a sus promesas de frenar la deforestación. Su ministro del Medio Ambiente, Ricardo Salles, y otros funcionarios están siendo investigados por presuntamente facilitar la exportación de madera talada ilegalmente, así como impedir una operación para incautarla.

La red ambientalista Observat Climático advirtió que la estación seca se agravará desde este mes hasta agosto.

Las escasas precipitaciones de noviembre a abril complican el panorama de la destrucción en ciertas partes de la Amazonia donde se talan y queman árboles para despejar tierras de pastoreo. Algunas regiones, sobre todo a lo largo del borde sur del bioma, han recibido el 60% de su promedio histórico de lluvias, dijo el grupo ambientalista internacional WWF.

Los datos de deforestación de mayo “revelan una situación extremadamente crítica”, dijo el director ejecutivo de WWF para Brasil, Mauricio Voivodic, quien expuso: “En un ambiente con deforestación alentada por la retórica del gobierno federal y el debilitamiento total de la regulación ambiental, las sequías de este año sumada a las altísimas tasas de deforestación crean una situación conducente a grandes quemas”.

SERIA AMENAZA

Nunca antes en la historia la Amazonía había estado tan amenazada. La expansión de la agricultura, la ganadería, las concesiones mineras y un dramático aumento de hidroeléctricas, son sólo algunas de las presiones que tienen en riesgo a la selva más grande del mundo. Estas son las principales actividades que tienen en peligro la integridad de los ecosistemas, las especies, las comunidades y la enorme variedad de bienes y servicios del Amazonas:

La gran riqueza de minerales y de hidrocarburos es una de sus grandes amenazas. El 15 % del bioma amazónico tiene concesiones mineras y contratos para la extracción de petróleo y gas, y las áreas protegidas no son la excepción: más de 800 se han otorgado en estas zonas y alrededor de 6 800 solicitudes están pendientes para su aprobación. Después de analizar 439 áreas protegidas, la afectación alcanza 24 millones de hectáreas.

Sumado a esto, más del 37 % de los territorios indígenas están en riesgo por cerca de 500 contratos mineros para la explotación de minerales e hidrocarburos. La gran mayoría se encuentra en Brasil, pero existe la posibilidad de que se expandan a otros países. Esto sin contar con que la minería del oro en la Amazonía aumenta la deforestación, y el uso del mercurio utilizado en su procesamiento contamina el agua, los peces, el aire y afecta las comunidades.

Si no se adelantan políticas y estrategias para reducir la deforestación en el bioma amazónico, para el 2030 la Amazonía puede perder el 27%, (alrededor de 85,4 millones de hectáreas); desde el 2000 hasta el 2013 fue del 4,7 %, pasando de tener 575 millones a 548 millones de hectáreas.

La expansión de pastos y cultivos, cuya extensión aumentó en 22,9 millones de hectáreas en el mismo período, es la principal causa de la deforestación en la región. Brasil tiene los índices más altos de pérdida de bosque y recientemente se han identificado seis nuevos frentes de deforestación en la Amazonía Andina y el Escudo Guayanés.

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