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roberto dante -- Lanús, Argentina, 01 04 2012 –- Leo en los medios cubanos el desconcierto de los seguidores del Gobierno Revolucionario por su accionar pendular en su política diplomática. Ayer acordaron con El Papa y dispusieron como “feriado” el próximo Viernes Santo. Se preguntan si la laica Cuba pasará a ser un estado confesional. ¿Para qué acordar con un Papa líder de una Iglesia Apostólica Romana desprestigiada y en constante descenso en el mundo occidental? Mucho más incoherente, si se considera que solo el 10% de su población practica este culto. Revisemos algunos antecedentes. Ya en su visita a México no fue sorprendente que “las victimas mexicanas del sacerdote pederasta Marcial Maciel debieran reprocharle al Papa haberles ignorado en su visita”. ¿Cómo decir indoloramente aquello que uno sabe que va a ocasionar dolor en gente sana aunque no inocente? Porque nadie es inocente. No pretendo justificar “el que las hace las paga tras el juicio final” de la “culposa” moral cristiana. Porque en la vida concreta, con algunas excepciones, “el que las hace” recibe “money” o petrodólares, mientras los que “pagamos” somos las mayorías. Es válido preguntarse quién visitó a Cuba: ¿Benedicto XVI o Ratzinger? Bien afirmó Rodríguez Rivera que “…la sugerencia de Jesús no estaba destinada a ayudar a los pobres, sino a salvar el alma del rico”- Cubadebate, Especiales: El Cristianismo de Todos Los Tiempos, 25/03/2012- Hablar sobre un Jesús “beligerante” es nada más que aceptar un punto de vista sostenido por la Fe. En las antípodas, los miserables torturadores y dictadores cívicomilitares de Latinoamérica justificaban sus actos, también, en la Fe cristiana, decían que “Jesús los conducía en la misión para aniquilar el anticristo comunista”. El problema está en la raíz del término Fe (no es sólo un problema semántico); pero ya en esta raíz se encuentra la imposibilidad de discutirla críticamente. Los actos de fe no tienen jerarquía crítica; son solos “actos de fe”. Se cree o no se cree. Las discusiones sobre la fe son insustanciales; diría que carecen de validez lógica. Es el momento de aclarar que no ignoro que hablar sobre la visita del Papa a Cuba, desde “Lanús, Argentina” está fuera de todos los complejos entretejidos políticos que tienen que manejar en Cuba. No obstante no coincido con el cierre del artículo de Rodríguez Rivera. Cito. “Benedicto XVI llega a Cuba. Recibámoslo teniendo en cuenta el pensamiento de Jesús que es una conquista imborrable de la humanidad y que sigue viviendo en nosotros”. El que llega a Cuba, detrás de la máscara de Benedicto XVI es realmente, en cuerpo y alma, RATZINGER. En 2010, en su visita papal a España, dijo: “Es necesario que Dios vuelva a resonar sobre los cielos de Europa. En España hay un anticleralismo fuerte y agresivo como se vio en la década de los años treinta (durante la II República)”. Si así fuera, yo diría: “en hora buena”, era necesario que la sociedad española recuperara el aliento libertario de la II República. Por supuesto no es este razonamiento el que originó las palabras del Papa. Agrego una experiencia de vida –personal- con el Cardenal Ratzinger (desde 1977, arzobispo de Munich y Freising) cuando ya se había establecido en el Vaticano. En Roma ya era voz corriente su apoyo a los sectores neo nazis (religiosos y/o laicos). A los latinoamericanos que presentábamos denuncias sobre atrocidades -torturas, desapariciones, asesinatos- efectuadas por las dictaduras militares en nuestros países, se nos aconsejaba en los pasillos del Vaticano: “Nunca pasen los datos a los hombres de Ratzinger, es contraproducente. Entréguenselos al personal de Antonio Samoré”. ¿Más datos? Sería valioso solicitárselos a la diplomacia cubana.
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