ZONA CRÍTICA: Coros infantiles y valores para toda la vida

Vivimos tiempos de un abrumador maremágnum de información, en todos los ámbitos de la actividad humana, y por supuesto en la cultura, en el arte y la literatura. ¿Somos de verdad conscientes de la cantidad y de la calidad de la música a la que pudieran tener acceso los niños? Sobre todo ahora, cuando vivimos una revolución tecnológica permanente. Son necesarios siempre mecanismos de jerarquización, y las responsabilidades son compartidas: la familia, la escuela, las instituciones culturales.

Los coros infantiles, que en Cuba integran un auténtico movimiento, forman parte del gran empeño en formación en valores, de formación del gusto, que asumen varias instituciones, organizaciones y creadores en Cuba, y en el que el trabajo cultural en la comunidad y especialmente en los centros docentes es fundamental.

No vamos a insistir mucho en los valores que promueven los coros infantiles, no vamos a insistir en los aportes en la formación de futuros artistas y públicos. Esta es una de las más valiosas actividades extracurriculares a disposición de los niños. Incluso, se pudiera integrar mucho más activamente a los propios planes de estudio, es un análisis que habría que hacer.

Lo cierto es que no en todas partes existen las mismas condiciones para la conformación de coros, al menos no de coros de probada calidad artística. Pero también existen las jerarquías. Siempre habrá coros en la vanguardia. Lo que habría que garantizar es que la gran mayoría de los niños interesados, y con relativas aptitudes y actitudes, pudieran vivir la experiencia de contar en coros.

Hay casas de cultura en todo el país, incluso en pequeñas comunidades. Ahí está la base de esta labor. Pero tiene que ver también con las iniciativas en las propias escuelas, el trabajo de los instructores, los maestros y los auxiliares, a los que pudieran sumarse los familiares.

Una versión de este comentario se transmitió en el Noticiero Cultural de la Televisión Cubana