Vivimos una época de tránsito hacia un orden internacional distinto
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Foto: Juan M. Muñoa/ Prensa Latina
El debilitamiento de un orden internacional asentado en reglas impuestas por Estados Unidos, en el contexto del ascenso vertiginoso de las llamadas potencias emergentes, genera una redefinición de las alianzas a nivel global, consideran expertos.
En ese escenario, la potencia hegemónica en declive dirige sus esfuerzos hacia la exacerbación de tensiones geopolíticas y conflictos fuera de su territorio, como el desatado en el Este de Europa, en el intento de mantener la hegemonía a toda costa.
Según el director del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), José Ramón Cabañas, esa conflagración es presentada como un asunto entre Rusia y Ucrania, cuando en realidad se trata de una ofensiva de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con Washington a la cabeza, contra la potencia eslava.
Esta, remarcó, comenzó mucho antes del inicio de la operación militar rusa en la región del Donbas, el pasado 24 de febrero, y no terminará con el fin de esas acciones.
En entrevista exclusiva con Prensa Latina, el especialista explicó que el mundo se encuentra en una época de tránsito hacia un orden internacional distinto, que algunos estudiosos definen como multipolaridad, la cual expresa la pérdida relativa de la influencia y de la capacidad de Estados Unidos para imponer su hegemonía y liderar a un grupo de países.
Para el doctor en Ciencias Políticas y exembajador cubano en la capital estadounidense (2012-2021), hasta hace poco tiempo ese país era una economía eficiente, y hoy ve cómo empeoran sus estadísticas en lo económico y social.
En tanto, otras naciones y asociaciones económicas muestran indicadores de crecimiento, avance tecnológico, inversiones, eficiencia, productividad y estabilidad muy positivos.
El análisis de las votaciones efectuadas en Naciones Unidas en relación con el conflicto en Ucrania, con la intención de sancionar a Rusia, revela la falacia de que Estados Unidos lidera una gran coalición, apuntó Cabañas.
En realidad -dijo-, la mayor parte de las naciones del mundo no han mostrado un apoyo irrestricto a Washington.
La inestabilidad global hoy, desde el punto de vista económico, político y militar, se refleja también en una crisis de liderazgo en muchos países de Europa.
En las naciones del occidente de esa región, tradicionales aliadas de la potencia norteamericana, se agudiza el desfasaje entre la clase política y la población que ve cómo, debido a ese alineamiento, se produce una caída estrepitosa del valor del euro y el aumento del costo de la vida, lo cual hace crecer la incertidumbre sobre el futuro inmediato. Varios de esos países dan señales, a nivel ministerial, de cuestionamientos sobre esa política y el impacto real que tiene sobre sus economías. Pero lo más interesante -apuntó el académico- es la velocidad con la que se producen estas fracturas, “en días o semanas”.
Mientras, en el resto del continente europeo y en el mundo hay naciones que comprenden que no les conviene el alineamiento con Estados Unidos y comienzan a agruparse en función de sus intereses nacionales y nexos vitales. O sea, que no es monolítico ese apoyo, señaló.
A juicio del catedrático, estos procesos de reacomodo, que tienen un basamento económico práctico, con relativa independencia de ideologías, no pueden impedirse a través de medidas coercitivas, de sanciones y bloqueos o amenazas.
Por otro lado, hay varios países con capacidad nuclear y el peligro de un error es latente. Lo inteligente sería relajar tensiones, negociar.
Lamentablemente, no existe un canal diplomático en el conflicto, y Estados Unidos no quiere que Ucrania negocie, pues pretende mantener la hegemonía a cualquier precio, apuntó.
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