Una lástima lo de la lucha

La lucha cubana tenía por estos días su primera competencia internacional del año en el Grand Prix de Niza, pero finalmente, ese compromiso se canceló por varias razones.

La más importante, y entendible, por supuesto, fue la actual situación de la pandemia en Francia, donde se evalúa la posibilidad de un nuevo confinamiento tras descubrir en su suelo cepas de la mutación del virus detectada anteriormente en el Reino Unido.

Además de lo que implicaba trasladarse hasta allá con los protocolos sanitarios y la lógica pérdida de jornadas de entrenamiento, se supo que los locales habían suspendido por el mismo motivo la base de preparación que tenían prevista los nuestros junto a gladiadores de otros países y que, en definitiva, era probablemente lo más importante de ese viaje.

Pues sí, competir siempre es necesario, pero en un año olímpico muy pocos estelares muestran sus armas (sin ir muy lejos, nosotros no íbamos a poner a competir a Mijaín López), y a veces son más provechosos los entrenamientos que la lid en sí.

Por todas estas razones fue que se canceló el estreno internacional de la lucha cubana, que hubiera sido de mucho provecho también para quienes todavía deben buscar su boleto olímpico en el certamen previsto para Bulgaria a inicios de mayo, si la situación lo permite.

Es parte del ambicioso plan de este deporte para Tokio, donde las mayores expectativas están en los grequistas López e Ismael Borrero, pero también se puede alcanzar el podio en las modalidades de libre.

Toca ahora reestructurar la preparación y aprovechar este tiempo en el centro de alto rendimiento, a la espera de mejores condiciones para topar extra fronteras, algo que se torna bien riesgoso en estas circunstancias.

Es una verdadera lástima que no se haya podido concretar esta partida, porque había anunciados luchadores de relevancia de otros países, pero la salud es lo primero, y habrá que reinventarse una vez más para lograr la mejor forma deportiva desde ahora y hasta el preolímpico.