Trump vs. Zelenski: el circo de la vergüenza

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Trump vs. Zelenski: el circo de la vergüenza
Fecha de publicación: 
1 Marzo 2025
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Imagen: elaborada por IA para CubaSí

 

Ayer la Casa Blanca no fue el escenario para la diplomacia que el mundo espera de la potencia líder del hemisferio occidental. En lugar de un diálogo constructivo, lo allí ocurrido fue un altercado verbal entre el presidente Donald Trump y su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, quienes transitaron de lo que se esperaba fuera una reunión crucial a un lamentable espectáculo casi barriotero.

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El intercambio, cargado de reproches y amenazas, no solo expuso la pésima conducta de Trump, también puso en evidencia cómo parece andar a la deriva la política exterior estadounidense.

El motivo de la reunión era ambicioso: discutir el acceso de Washington a las riquezas minerales de Ucrania y explorar un posible acuerdo de paz con Rusia luego de tres años de conflicto.

Sin embargo, Trump prefirió convertir el encuentro en un alimento más para su ego: “No estás siendo nada agradecido. No es algo agradable”, le espetó a Zelenski, como si estuviera regañando a un subordinado.

Peor aún, su advertencia de “o hacen un acuerdo, o los dejamos solos”, además de sonar más a ultimátum de mafioso de barrio que a intento de negociación, dejó al descubierto el papel esencial que ha jugado Estados Unidos en la prolongación de la guerra de Ucrania y que, al actual mandatario, solo le importan ahora las ganancias que pudiera obtener de la explotación de sus tierras raras.  

El vicepresidente J.D.Vance no se quedó atrás acusando a Zelenski de “irrespetuoso”. ¿Irrespetuoso hacia quién?, ¿hacia un gobierno que parece más interesado en gestos teatrales que en soluciones reales?

Las constantes intervenciones de J.D.Vance también evidenciaron a un Trump incapaz de llevar adelante un diálogo sensato.

Durante el altercado con Volodimir Zelenski, Vance no solo respaldó a Trump, sino amplificó su retórica confrontativa y estilo beligerante en lugar de fungir como contrapeso o voz moderadora.

Este comportamiento no solo profundizó la polarización en un momento que requería de sutilezas diplomáticas, también ratificó la preferencia de Trump por rodearse de aliados que refuerzan su postura en lugar de aportar perspectivas personales y críticas.

Y actitudes como esa solo debilitan la política exterior de Estados Unidos y comprometen la capacidad de la administración para gestionar crisis complejas con la necesaria seriedad y equilibrio.

Las redes sociales, particularmente X, han reflejado el malestar global. Analistas como @PoliticoWatch han criticado la postura de Trump, señalando que “amenazar con abandonar a un aliado en medio de una guerra no es liderazgo, es chantaje”. Otros, como @GlobalEye, han ido más allá, argumentando que “Trump parece más interesado en congraciarse con Putin que en apoyar a Ucrania, un giro que Biden nunca habría permitido”, matriz de opinión que ha comenzado a preocupar a Europa.

Incluso, entre los propios seguidores del mandatario estadounidense se percibe división: algunos aplauden su “dureza”, mientras otros, como @MAGAVoice, admiten que “esto se salió de control y no luce bien para Estados Unidos”.

La prensa internacional también ha sido dura. The Guardian calificó el incidente como “una exhibición vergonzosa de narcisismo político”, mientras que Le Monde señaló que “la imprevisibilidad de Trump está erosionando la credibilidad de Washington como aliado confiable”.

Estas valoraciones no son exageradas. En un momento en que Zelenski abogaba por respaldo estadounidense a cualquier fuerza de paz europea post-alto al fuego, Trump lo interrumpió con una acusación: “Estás jugando con la Tercera Guerra Mundial”. ¿Quién realmente comenzó el apocalíptico juego, Zelenski o la anterior administración estadounidense? Y ahora, ¿quién juega a sacarle la tajada a los minerales raros de Ucrania?

Más allá de sus implicaciones para Ucrania, este lamentable encuentro envía un alarmante mensaje al mundo: con Trump, la lealtad de Washington es condicional; y su diplomacia, un circo. La política internacional no necesita más combates de boxeo verbal, sino líderes que prioricen la estabilidad y la paz en vez del espectáculo.

 

 

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