Trauma mental en filas del ejército israelí
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Tras un año de perpetrar genocidio en Gaza, es palpable el desgaste psicológico de las fuerzas del ejército sionista, subraya un informe periodístico.
El análisis, publicado el lunes en la revista digital The Cradle, pone de relieve que un número cada vez mayor de soldados israelíes rechaza silenciosamente las órdenes de regresar al campo de batalla en la asediada Franja de Gaza.
La publicación describe a las fuerzas del ejército de ocupación en estado de depresión, “agotados, psicológicamente dañados y desmotivados”. A esa conclusión llega a partir de entrevistas realizadas a numerosos soldados y padres soldados que se niegan a regresar a Gaza.
“Cuando recientemente se ordenó a un pelotón de 30 soldados de la Brigada Nahal que entrara en Gaza para la última de varias misiones, solo seis se presentaron a trabajar”, refleja el medio online.
Inbal, madre de uno de los soldados de dicho pelotón israelí, le llama “rechazo y rebelión” a tal comportamiento. “Vuelven a los mismos edificios que limpiaron y cada vez los atrapan de nuevo. Ya han estado en el barrio de Al-Zaytoun tres veces. Comprenden que es inútil y sinsentido”, agrega.
Aunque solo tenían una quinta parte de su personal, el comandante insistió en que entraran en Gaza. “Como eran un equipo pequeño, no podían salir a hacer misiones. Simplemente, se quedaban allí y esperaban a que pasara el tiempo. Era aún más innecesario”, continúa la entrevistada.
The Cradle refleja igualmente que, además de luchar contra los combatientes del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), “los soldados israelíes han estado demoliendo edificios residenciales con explosivos, disparando a niños, bombardeando hospitales y escuelas que albergan a personas desplazadas y destruyendo la infraestructura hídrica y eléctrica de Gaza”.
La madre de un soldado de Nahal dijo que, según su hijo, “los pabellones están vacíos. Todos los que no están muertos o heridos tienen problemas mentales. Quedan muy pocos que hayan vuelto a luchar. Y tampoco están del todo bien”.
Después de la invasión terrestre de Israel al Líbano, en la que ya murieron y resultaron heridos muchos soldados, su hijo le reveló su decisión de dejar el ejército. “No sé con qué ejército piensan entrar en El Líbano, pero no voy a volver al batallón”, dijo.
Según las personas entrevistadas, no hay ningún movimiento entre los soldados para negarse a servir. En lugar de eso, uno de ellos se dirige discretamente a su comandante y le dice que no está en condiciones de luchar. Entonces lo apartan y lo colocan en una posición que no le permita combatir en otro lugar.
“Las cosas se resuelven dentro de la unidad. Sucede todo el tiempo. Hay una caída encubierta incesante de las peleas”, explicó un padre.
Entre las madres, el fenómeno se llama “rechazo silencioso” o “rechazo gris”.
Los soldados se sienten desmoralizados al tener que regresar a los lugares de Gaza donde lucharon hace meses y fueron derrotados por HAMAS, afirma el infome.
“Cuando comenzó el regreso a los lugares en los que estábamos, como Yabalia, Al-Zaytoun y Shujaiya, los soldados se desmoronaron”, explica Eidit, una madre.
“Son los mismos lugares donde perdieron a sus amigos. La zona ya estaba limpia. Había que preservarla. Eso los frustraba mucho. Lo que los mata son las condiciones y la duración de los combates, que no tienen fin a la vista. Nunca se sabe cuándo se va a salir, y esto lleva así un año. Sin mencionar las pérdidas y las escenas difíciles que ven en Gaza”.
Por su parte, Yael, madre de un combatiente de una brigada de comandos, dijo que su hijo le aseguró que eran blancos fáciles en un campo de tiro. “No entendemos qué estamos haciendo aquí. Los secuestrados no vuelven una segunda y una tercera vez, y ves que es interminable, y los soldados resultan heridos y mueren en el camino”. confiesa.
En marzo, cuatro combatientes de la unidad murieron y decenas más resultaron heridos en tres ataques diferentes. Después de regresar de Gaza, la unidad del soldado fue convertida en una unidad de reserva y enviada de regreso a luchar en el enclave.
“Le dijo a su comandante que quería seguir combatiendo en la reserva, pero que, en este momento, no puede hacerlo por sus padres… Fue liberado, pero no recibió una orden 8”, una orden para ser llamado a combatir en la reserva, explicó la mujer.
Los comandantes avergüenzan a los soldados que dicen que ya no pueden luchar. Los comandantes dicen que están abandonando a sus compañeros soldados y tratan de convencerlos de que luchen, pero al final no toman ninguna medida contra ellos.
“Dos meses antes que él, dos combatientes de su equipo se negaron y eso fue lo que le dio coraje. Por el momento, la mayoría de ellos no han sido encarcelados y el fenómeno se mantiene en silencio”.
El análisis concluye que, después de 12 meses consecutivos de una guerra que no lleva a ninguna parte, los soldados están “negros”. “En la jerga militar, esto significa que están deprimidos, agotados y desmotivados”.
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