Todos cantamos a Martí
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«Todos estamos cantando a Martí». Fue ese el sentir de las trovadoras y trovadores que en la noche de este sábado, en el cierre de los homenajes por el 170 aniversario del natalicio del Héroe Nacional, ofrecieron el concierto Se dice cubano, celebrado en la base del monumento al Apóstol en la Plaza de la Revolución.
«(...) Yo no sé qué misterio de ternura tiene esta dulcísima palabra, ni qué sabor tan puro sobre el de la palabra misma de hombre, que es ya tan bella, que si se le pronuncia como se debe, parece que es el aire como nimbo de oro, y es trono o cumbre de monte la naturaleza! ¡Se dice cubano, y una dulzura como de suave hermandad se esparce por nuestras entrañas y se abre sola la caja de nuestros ahorros, y nos apretamos para hacer un puesto más en la mesa, y echa las alas el corazón enamorado para amparar al que nació en la misma tierra que nosotros, aunque el pecado lo trastorne, o la ignorancia lo extravíe, o la ira lo enfurezca, o lo ensangriente el crimen!».
Así decía el Maestro en Con todos y para el bien de todos, discurso que ofreció el 26 de noviembre de 1891 en el Liceo Cubano en Tampa, y que inspiró la bella canción Se dice cubano de José María Vitier, de quien esta vez se interpretó Bienaventuranza No.1.
Jóvenes trovadoras y trovadores de varias provincias, y consagrados, cantaron a partir de textos martianos musicalizados por ellos o suyos propios, y fueron arropados por intelectuales y artistas noveles y legendarios, entre ellos varios Premios Nacionales, junto a los cuales estuvo el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, entre otros dirigentes del Partido, el Estado y el Gobierno.
Para Martí, los trovadores —algunos de ellos poco conocidos, otros ya icónicos— dieron un concierto íntimo, desde el corazón, y teniendo como fondo la escultura al Maestro y la torre de la Plaza, que esta vez fue vestida con los colores de la bandera, palmas reales y otros símbolos de nuestra tierra amada.
Las luces, a pesar de su sencillez, fueron también de inspiración martiana, como aquellas que evocaron imágenes que el Maestro construyó en Con todos y para el bien de todos, como la que dice: «¡Es el sueño mío, es el sueño de todos; las palmas son novias que esperan: y hemos de poner la justicia tan alta como las palmas!»; o esta otra que reclama: «¡Paso a los que no tienen miedo a la luz: caridad para los que tiemblan de sus rayos!»; u otra más donde expone: «Y pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: “Con todos, y para el bien de todos”».
Al terminar el homenaje, que ocupó apenas 40 minutos breves pero intensos bajo la dirección artística del trovador Amaury Pérez Vidal, el Presidente cubano agradeció a los artistas por la velada y los invitó a hacer nuevas cosas aquí, para seguir alimentando la magia de un lugar que es de Martí, de la Revolución y de toda esa Cuba hecha para el bien.
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