Ser cubana a casi un año de la Covid-19

Ser cubana a casi un año de la Covid-19
Fecha de publicación: 
8 Marzo 2021
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Imagen principal: 

Foto: tomada de clacso.org

Se dice fácil, pero dentro de 24 horas, se cumplirá un año de que el Sars-Cov-2 entró a Cuba y junto con él, una gran pesadilla.

Esa ha sido para todos, pero como hoy es el Día de la Mujer, bien que vale la pena detenerse en cuánto ha impactado en la vida de las cubanas en particular ese bicho inmundo, ese casi-bicho.

Porque en la Isla, como en buen parte del mundo, continuamos cargando con prejuicios, con enfoques de género marcados por lastres patriarcales, a las cubanas, muchas veces, nos ha tocados “bailar con la más fea”.

Con los residentes en casa permaneciendo más tiempo que lo que era habitual, a veces jornadas completas, con las carencias que se han agudizado sumándoles las colas y con la necesidad de higienizar superficies y lavar ropas con mucha más frecuencia, la cosa se nos ha puesto difícil.

Por supuesto que ninguna generalización vale en estos casos, como tampoco valdría hablar de “la familia cubana”. Muchos tipos de familias alientan hoy en esta geografía y por eso, no sería sensato afirmar que lo descrito es común a todas y todos.

Sin dudas, hay cubanas que han contado con el apoyo y, más que ayuda con un reparto de tareas equitativo, considerado, sin el clásico reparto de roles. Algunas, porque ya venía sucediendo así; y otras, porque precisamente en esta etapa tan difícil todo el mundo en casa se ha hecho replanteos de que los quehaceres domésticos debían repartirse, sobre todo si hay que conjugarlos con el trabajo, ya sea a distancia o acudiendo al centro laboral. 

Esa es también parte de una “nueva normalidad”, con independencia de la fase o etapa decretada en el presente para cada territorio.

Lamentablemente, mientras es una parte de los hogares se han hecho estos ajustes a las dinámicas familiares, en otros no solo “el cuartico está igualito”, sino peor. Porque el confinamiento, el distanciamiento social, el estrés aparejado a las amenazas de la pandemia, ha traído de la mano otros males como la violencia doméstica.

No por gusto se multiplican los mensajes de bien público asociados a este tema e incluso, números telefónicos a los cuales llamar en caso de que sobrevengan esas situaciones extremas.

Hay quienes todavía interpretan que violencia doméstica es solo la violencia física, pero lo es también un grito, un objeto lanzado, o la condena al silencio, o el desprecio, la burla, la humillación verbal…

Son realidades que no debemos ignorar, como tampoco el despliegue de inventiva y de solidaridad que, desde la otra cara de la moneda, ha distinguido esta etapa de la mujer cubana. Lo  mismo ideando recetas para tratar de variar, en lo posible, el restringido menú hogareño, que buscando soluciones para que todo esté limpio y en orden.

 


Foto: GETTY IMAGES

Y si el caso es hablar del quehacer laboral de las cubanas, habría entonces que batir palmas hasta el cansancio. Porque en ese ámbito, muchas veces el asunto anda cerca de jugarse literalmente la vida. Y así ha sido, sin miedos ni titubeos y con muchísima responsabilidad, marcando con un círculo dorado en particular a las trabajadoras de la Salud, por supuesto. 

La mención vale también para las madres, esposas, tías, abuelas de esos otros trabajadores de la salud a quienes cada mañana despiden con una misma frase: “cuídate mucho”, “ten cuidado”… o similares, pero todas dichas con ese revoloteo de susto en el pecho que se apacigua solo subordinando el amor a uno al amor por todos.

Felicitémonos, abracémonos, y más que cualquier ramo de flores, que cualquier postal u obsequio, el reconocimiento de quienes amamos –a veces tantos como un pueblo todo, el país- es el mejor regalo.
 

 

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