Está claro que el sentido común no se entorna como si fuera una puerta o párpados. El sentido común se cultiva, se aplica… y también se desdibuja, se borra, se esfuma, convirtiéndose en el menos común.

Eso parece estar sucediendo en algunos espacios de esta Isla porque a quién se le ocurre televisar en el espacio Arte7, del medio día del domingo, el primer domingo después de la crisis electroenérgetica que vivimos con apagón total, y después de que un huracán prácticamente arrasara con Guantánamo, nada menos que la película Tornados.

Vale mejor pensar que ya estaba hecha la programación de las películas que se transmitirían durante el mes o el trimestre, quién sabe; y que a nadie se le ocurrió que, aunque diera un poco de trabajo, deberían poner otro filme y no ese de catastrofismo y angustias, precisamente causadas por un fenómeno meteorológico.

Por supuesto que esta producción estadounidense, dirigida por Lee Isaac Chung, es una película de ficción; pero, aun así, todavía son muchos los cubanos del oriente del país que no han podido superar el dolor de haberlo perdido todo, incluido seres queridos, para enfrentarlos -si es que tienen un televisor, una silla donde sentarse, electricidad y el suficiente sosiego- a dos horas de imágenes de catástrofe y desastre.

Y, para colmo, la película -una especie de secuela del largometraje Tornado, de 1996, entonces con un éxito memorable- no es nada significativa como entrega cinematográfica y tiene como protagonista a una meteoróloga cazadora de tornados que ha perdido a sus amigos a causa, precisamente, de uno de esos fenómenos.

Nada, que al sentido común de algunos se lo ha llevado un tornado, o anda “entornado”, a punto de cerrarse y colapsar.