Resaca olímpica: La contundencia de un buque insigne

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Resaca olímpica: La contundencia de un buque insigne
Fecha de publicación: 
18 Agosto 2021
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Andy fue el campeón más joven de nuestra armada boxística en Tokio.

Todavía los ecos de los Juegos Olímpicos de Tokio retumban en los más recónditos parajes del planeta, y ahora, toca establecer análisis sobre rendimientos, disciplinas, y mucho trabajo que desplegar para que, a la vuelta de tres años en París, Cuba pueda intentar emular su rendimiento de la capital nipona, donde efectividad, ciertamente fue palabra imperante.

Si nos montamos en esa cuerda con todas las de la ley, hay que destacar en primer lugar a San Marino, que con solo cinco representantes se agenció tres preseas, a razón de una plata y dos bronces. O el empuje de Kosovo, que con 11 efectivos se adjudicó dos cetros y la posición 42 del medallero, aupados por sus judocas.

La Mayor de las Antillas también merece reconocimiento en ese acápite, pues de sus 69 atletas inscritos hubo casos de no participación, como el de los triplistas Leyanis Pérez y Andy Díaz, por solo citar dos casos.

Amén de eso Cuba, con su puesto 14 gracias a (7-3-5) fue la de mayor efectividad entre las comitivas top, fundamentalmente en lo que a oros se refiere, necesitando el concurso de 9.85 atletas para adjudicarse un título. China (10.84), y Estados Unidos (16.05), le escoltaron en dicha relación.

Justo ahí desembarcamos en nuestro plato fuerte, el boxeo, que con una inscripción de siete púgiles logró hacerse de cuatro vellocinos y un bronce. Eso sin presentar a ninguna fémina en las cinco categorías en disputa, lo que, de inicio, nos restaba opciones de contender.

Es una idea que hemos venido manejando en no pocas tribunas. Todavía la lucha y la halterofilia femenina, con inicio de práctica tardía y estreno en eventos múltiples en los Centroamericanos y del Caribe de Cartagena de Indias 2006, no logran su inserción definitiva en la élite mundial, amén de otras variables de incidencia nada despreciables.

Imaginen cuánto pudiera tomarle al boxeo, independientemente de la enorme tradición sustentada en resultados en cualquier categoría de nuestra escuela de pugilismo.

De vuelta a Tokio, hay varias cuestiones de interés. Muchos recordarán que después del tropiezo en Beijing 2008, cuando el casillero de los oros se quedó huérfano y Cuba se hizo de cuatro subtítulos y otros tantos bronces, se revolucionó el colectivo técnico de la armada élite.

La entrada de Rolando Acebal al frente de los hilos boxísticos en La Finca del Chico, en el capitalino municipio de Boyeros, trajo consigo una renovación en gran medida de la preselección, y otros mecanismos de rivalidad interna que propiciaron el desarrollo simultáneo de dos-tres figuras por cada categoría de peso.

Bajo los cinco aros comenzaron a verse los frutos desde Londres 2012. Dos coronas allí, en los puños de Roniel iglesias (64 kg) y Robeisy Ramírez (52); tres en Río de Janeiro 2016, repitiendo Robeisy, y sumándose al festín Arlen López (75 kg) y Julio César La Cruz (81).

Con todo y eso, aun no dominábamos el torneo olímpico boxístico, recayendo ese honor respectivamente en Reino Unido y Uzbekistán. Eso con todo y que el comportamiento de eficiencia en finales se comportó para el 100% a tono con los púgiles que accedieron a esa instancia.

Esa felicidad nos la dieron nuestros hombres enguantados en tierras del Sol Naciente, recayendo la mayor responsabilidad en Arlen López (ahora en 81kg), Roniel Iglesias (69), Julio César La Cruz (91), y Andy Cruz (63), con excepción de Andy, todos en calidad de dobles monarcas en ese excelso panorama, y donde también, si de finales se trata, bateamos para 1 000 de average, (de 4-4).

Por si eso no bastara, se materializó el mejor rendimiento desde Atenas 2004, cuando se culminó con foja de (5-2-1), con lo cual elevamos el botín histórico en citas estivales a 41-19-18, acercándonos aún más en materia de coronas al líder de la disciplina, Estados Unidos (50-27-41).

Profundizando en materia de longevidad

Ahora bien, toca el turno a un balance en cuanto a las edades de nuestras principales figuras, máxime cuando el pugilismo, por lo traumático de su esencia como deporte, basada en golpes a la anatomía y rostro, no se considera una disciplina de las más longevas.

El matancero Andy Cruz, se coronó en calidad de más joven, con 26 años y un dominio extendido en su categoría, pues ha reinado en los últimos dos Mundiales y Juegos Panamericanos. Eso sí, en esta oportunidad, su cuarto pleito frente al estadounidense Keyshawn Davis, el duelo fue mucho más cerrado, señal de que el norteño, su principal oponente en dicha categoría, ha elevado muchísimo su nivel, con incursiones exitosas, además, en el boxeo profesional.

Arlen tuvo una resurrección impresionante en Tokio, luego de un ciclo marcado por la irregularidad. Al parecer el guantanamero de 28 abriles está tocado por una varita mágica de olimpismo, pues sus demostraciones no dieron margen a dudas sobre su excelente condición.

Arlen pudiera llegar a París 2024 con 31 primaveras, lo mismo que Andy (tendría 29), en plena forma y con mayor kilometraje en torno a la maestría deportiva acumulada, fraguada al calor de combates desarrollados.

Julio César la Cruz ha hecho manifiesta su intención de buscar en París su tercer cetro e incluso ser merecedor de la condición de abanderado de nuestra comitiva. Llegaría a la ciudad Luz con 35 años, pero pese a sus diez kilos de más en los 91, no perdió su habitual velocidad sobre el ring en Tokio y su estilo de pelea, con adeptos y detractores, ese de entradas furtivas, golpeos y esquivas, continúa aportándole los mejores dividendos.

Roniel Iglesias: pese a manifestar sentirse entero, el pinareño, de conseguirlo, sería el púgil más longevo de nuestra armada en París. Con 36 abriles Roniel tendría que cuidarse mucho en el ciclo que recién comienza, y soportar los embates de mayor contundencia que le propinarías Kevin Brown, también con todos los recursos para brillar al máximo nivel.

Claro, el crecimiento de Brown está marcado por la notoria influencia y las batallas campales con Roniel, por lo que me atrevería a asegurar que es esta división, la que más sólida tiene el panorama de su segunda figura.

Cierra esta mirada Lázaro Álvarez, quien a sus 30 años y con la condición de triple rey universal, ha quedado en deuda con el olimpismo, y consigo mismo. Álvarez ha eslabonado una cadena de tres bronces en línea en este contexto, pero bien pudiera continuar aspirando a la gloria mayor, independientemente de que llegaría con 33 primaveras. Es un púgil muy técnico, y que a lo largo de su carrera, en la cual también suma dos subcampeonatos del planeta, ha sufrido pocas lesiones.

Sigue habiendo déficit en la división súper completa, a la cual se suman ahora los llamados minimoscas y los pesos medianos. Tres años de trabajo intenso pudieran parecer mucho, pero para quienes saltan, corren y golpean a diario en la finca, para Acebal y su equipo de trabajo, quizás no lo sean.

Toca intensificar todo esfuerzo, para que el boxeo, continúe ostentando, a fuerza de gloria bien ganada con sus puños, la condición de buque insigne de nuestro movimiento deportivo.

 

 

Roniel alcanzó su segundo cetro y tercera presea bajo los cinco aros con 32 años.
Arlen es la otra primewra figura campeón en Tokio menor de 30 abriles.
La Cruz continúa indescifrable para sus oponentes en los 91 kg.

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