Programa de la Vivienda en Cuba demanda un cambio radical
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Las reglas del “juego” están bien claras: basta de contemplaciones, de justificaciones, de burocracia y dilaciones de los procesos de ejecución, reparación y otros asociados a la vivienda, pues es hora de dar un cambio radical en este programa, para el que desde hace tres años existe una renovada política de Estado.
En voz de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República; de Manuel Marrero Cruz, Primer Ministro; y otros dirigentes, hemos escuchado tales afirmaciones a partir de que no son pocas las quejas y preocupaciones del pueblo alrededor de ese asunto, sobre el que no solo gravitan problemas objetivos, sino también subjetivos.
Hace unos días, en la reunión de abril con los gobernadores provinciales, Marrero Cruz señaló que la necesidad de viviendas es el planteamiento más recurrente de la población cuando la dirección del país visita los barrios; sin embargo, seguimos sin avanzar en la atención a esta demanda.
No dejamos de reconocer las limitaciones, pero también falta iniciativa, soluciones alternativas, enfatizó el Jefe de Gobierno, quien reprochó que en la transformación de las comunidades se trabaje en las infraestructuras y la recuperación de los servicios comunes, pero muy poco en el interior de las casas y en urgencias que darían más confort a las viviendas y tranquilidad a sus moradores.
Sin obviar cuánto impactan el recrudecido bloqueo estadounidense, la casi paralización de la economía cubana en 2021 a causa también de la pandemia y de la crisis mundial en tantos campos, las cifras de lo ejecutado ese año explican por qué se ha decidido darle la máxima prioridad a este programa, con chequeos y controles permanentes, con más rigor, exigencia y sin contemplaciones.
Como parte del proceso inversionista y las urbanizaciones se terminaron 18 mil 645 viviendas (58 por ciento de lo planificado), monto que incluye los planes estatales, los cuales se cumplieron al 55 por ciento (%); los subsidios (que cerraron al 20%), y las acciones por esfuerzo propio, que posibilitaron se terminaran siete mil 481 casas de 16 mil 579 previstas.
En materia de rehabilitación fueron 14 mil 245 las acciones constructivas realizadas, para el 41% de ejecución.
Las limitaciones estuvieron, en lo fundamental, en el déficit de cemento, acero, áridos, materias primas de importación para la carpintería metálica, muebles sanitarios y otros artículos.
Ante tan crítico panorama se le ha exigido al Ministerio de la Construcción (Micons) que asuma sin cortapisas ni timidez su papel rector sobre este programa, y a los gobiernos locales que le presten toda la atención requerida, pues los atrasos y problemas tienen sus causas, además, en la ausencia de un sistemático, coherente y riguroso seguimiento de su parte.
Solo Cienfuegos y el Ministerio del Interior entre los organismos, resultaron cumplidores de sus metas, en tanto las provincias con peores indicadores fueron Holguín, Santiago de Cuba, Granma, Guantánamo y Camagüey, mientras 101 municipios presentan retrocesos.
Para el presente año se prevé ejecutar 37 mil 991 casas, rehabilitar 14 mil 697 y conservar 21 mil 087, cifras que -aunque duplican las edificaciones terminadas en 2021- siguen muy distantes de las necesidades de los cubanos, amén de que se priorizará a aquellos que hayan perdido sus hogares por afectaciones climatológicas, madres con tres o más hijos, y en situaciones precarias.
En opinión de Alejandro Gil Fernández, vice primer ministro y titular de Economía y Planificación, lo previsto para el 2022 es un reto que lleva mucha organización, y es importante dar seguimiento al programa de elaboración de materiales de la construcción.
Pero habrá asimismo que combatir toda chapucería y mala calidad en las terminaciones, y sumar a quienes en las familias afectadas estén en condiciones de ayudar a avanzar en el mejoramiento o edificación de su morada, tarea para la cual puede contratarse o tenerse en cuenta a los nuevos actores económicos, las cooperativas no agropecuarias y Mipymes.
Durante el reciente chequeo con los gobernadores provinciales de los resultados del primer trimestre, René Mesa Villafaña, titular del Micons, reconoció que ha faltado cemento, acero, módulos hidrosanitarios y otros, pero pese a las limitaciones hay acciones que no se adoptan en los territorios y que pudieran revertir la situación.
Estas incluyen, dijo, hasta cuestiones de papeles, de documentación, como son las entregas de licencias de construcción o para el cambio de uso de locales estatales.
También hay lentitud en las tareas de inicio y desarrollo de nuevas viviendas, y la producción de materiales de la construcción no despega, acotó el ministro.
Aunque hay varias inversiones en marcha con vistas a rescatar o mejorar las fábricas cementeras y existe un incremento de los presupuestos respecto al 2021, todavía en muchos territorios esa tarea no avanza con la prontitud que requiere no obstante tener a su alcance recursos naturales como arcilla, piedra o calcio, que se pueden emplear a nivel local, y minindustrias con equipamiento subutilizado.
En 2022 se espera que crezcan la producción de cemento (hasta un millón 400 mil toneladas) y las ventas al Ministerio del Comercio Interior en todos los surtidos y con destino a la población, al igual que se asegura satisfacer la demanda de muebles sanitarios y enchape cerámico para las Cédulas Básicas Habitacionales (CBH) planificadas a construir.
Si fuimos capaces de inventar nuestras propias vacunas para enfrentar la pandemia de la COVID-19, cómo no vamos a poder encontrar alternativas para la construcción de viviendas desde la ciencia y la sabiduría que hay en cada lugar, ha subrayado -con mucha razón- Manuel Marrero Cruz.
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vilma
Ana Cristina
julio cesar salazar ramirez
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