Peruanos: ¿hasta dónde y hasta cuándo?
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Fotografía tomada de Internet
¿Cuánto más avanzará la crisis social en Perú? ¿Cómo el pueblo peruano resolverá sus inquietudes? ¿Hasta cuándo ese gobierno rebatirá las peticiones de sus ciudadanos? ¿Quién se “cansará” primero? Son preguntas que me hago al ver que el país andino se encuentra en una especie de loop político con mayor intensidad desde hace dos meses, aunque la efervescencia persiste en esa nación desde mucho más tiempo expresada de diversas formas, con escándalos de corrupción, por ejemplo.
Para este sábado organizaciones sociales y población originaria convocaron, una vez más, a una gran marcha contra la presidenta designada, Dina Boluarte. Para ese propósito la capital, Lima, continúa siendo el epicentro de protestas para exigir su dimisión, nuevo Congreso, Asamblea Constituyente, elecciones anticipadas, y justicia para las víctimas. De modo que, de todas partes y de diferentes sectores y estratos de la sociedad, llegan para elevar sus voces.
Imagino que tienen en común la humildad. Y precisamente, eso, me llama la atención de los reportes de televisión porque noto que gran cantidad de participantes vienen de lejos y según su apariencia me parecen de escasos recursos. Por lo tanto, esa hipótesis me hace pensar que en realidad las clases bajas se revelan contra los poderes económicos, porque, además, son desatendidos y no sienten que son acompañados por los actuales procesos políticos. Veo obreros, campesinos, indígenas; contrario a lo que afirmó la propia presidenta sobre que la organización de las movilizaciones está liderada por supuestos grupos de narcotraficantes, de minería ilegal, incluso por activistas políticos basados en Bolivia.
De acuerdo con declaraciones, la gente no siente que la escuchan, pues las pocas respuestas no convencen, sino que tratan de dilatar o estirar como un chicle ese gobierno que se suponía de transición, emergente, temporal. Y que resultó títere de la derecha, oportuno para un parlamento que tiene tremenda fuerza y pretende dominar.
¿Hasta qué punto una administración puede trabajar cuando el entorno lo rechaza? ¿Será que en Perú no interesa ganar adeptos, mantener a la mayoría de su lado? ¿De qué manera pretenden gobernar con tal entorno hostil? No sé, me lo pregunto porque las imágenes de medios de prensa me indican que es un mar de pueblo el que cada día expresa su descontento, y me parecen lógicas sus demandas de querer elecciones anticipadas, sobre todo cuando el presidente electo no está más.
Ante la ausencia de resoluciones, la agenda se extiende. Mientras algunas organizaciones llaman a huelga nacional indefinida desde ya, otros pretenden, desde el nueve de febrero, no solo realizar movilizaciones sino paralizar regiones completas. Esa es la manera que tienen de presionar, ya que no es tan fácil sentarse a la mesa con los gobernantes para decirles lo mismo una y mil veces. ¿Cómo responde la dirección del país suramericano? Con represión policial y militar en las calles a manifestantes, e intentando silenciar a la prensa con amenaza, persecución y violencia física.
Otra manera que también tienen de querer callar a la ciudadanía es negándose a debatir o discutir nuevamente una propuesta de adelanto de los comicios. El Congreso bloqueó recientemente la posibilidad de discutirlo. Por tanto, los peruanos, por quienes presuntamente trabajan, deberán esperar hasta el mes de agosto para volver a llevar ese tema a la mesa. Demasiado tiempo para un país que adolece y que cuenta ya más de 60 muertos y cientos de heridos desde el siete de diciembre de 2022.
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