Perros entrenados pueden detectar el nuevo coronavirus, afirma experto cubano
especiales
El Doctor en Ciencias Veterinarias Pastor Alfonso Zamora aseguró que “sin demasiadas dudas” los perros entrenados son capaces de detectar el nuevo coronavirus.
Si nos atenemos a los estudios publicados es muy posible que puedan identificar la enfermedad de la COVID-19, causada por el síndrome respiratorio agudo severo SARS-CoV-2, argumentó en declaraciones exclusivas a la Agencia Cubana de Noticias.
Ejemplificó con el hecho de que se han utilizado con éxito en la localización de numerosas enfermedades, como algunos tipos de cáncer (mama, próstata, sangre), infecciones de orina o incluso problemas de azúcar en la sangre.
El también Investigador Titular, jefe del Grupo de Epidemiología de la Dirección de Salud Animal, del Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (CENSA), en la provincia de Mayabeque, citó los casos de proyectos para descubrir la pandemia de Alemania, Chile y España.
Las aplicaciones y ventajas de esta clase de perros entrenados serían enormes, desde el control de acceso a instalaciones públicas como aeropuertos o metros, hasta ayudar en el laborioso y lento proceso de testeo a poblaciones numerosas, explicó.
A una pregunta de cómo lo consiguen, respondió que mediante su afinado olfato, pues la mayoría de los experimentos realizados han utilizado el sudor para las pruebas, ya que no se considera infeccioso para la COVID-19.
Sin embargo, las investigaciones no han conseguido descubrir qué compuestos descubren exactamente los perros, puesto que los orgánicos volátiles son una mezcla numerosa y compleja, apunto.
Al respecto, subrayó la posibilidad de que no detecten uno individual, sino una suma concreta de ellos, lo cual todavía no se sabe, especificó.
Un artículo publicado en junio en el repositorio BioRxiv (sin revisión por pares aún) concluyó que “existe una evidencia muy alta de que el olor a sudor de las axilas de las personas contagiadas con COVID-19 es diferente, y que los perros pueden detectar a una persona infectada por el virus SARS-CoV-2”.
Para Alfonso Zamora, existen más estudios, experimentos y pruebas y parece que todas apuntan a un más que notable porcentaje de acierto en su detección mediante los perros entrenados.
No obstante, mencionó la ocurrencia “de importantes inconvenientes que no deberían pasarse por alto si queremos obtener un panorama general”.
En esa dirección, aludió al Magazine Slate y su artículo titulado Malas noticias sobre esos perros que huelen COVID, en el que enumeraba algunos de los problemas que los más animados no habían tenido en cuenta.
En primer lugar, hay que hablar de las instalaciones necesarias para entrenarlos, debido a que se requieren equipos especiales, un laboratorio de investigación y adiestradores adecuados en un proceso que puede durar varios meses.
Si pensamos en su cantidad, tiempo y recursos necesarios en comparación con el enorme número de estaciones, aeropuertos o centros públicos en donde serían necesarios, el primer inconveniente salta a la vista, dijo.
Consideró que el uso de este tipo de medios caninos será muy reducido y destinado solo a lugares muy específicos, por no mencionar que los utilizados en los experimentos pertenecen a cuerpos policiales o brigadas antidroga que los necesitan, precisamente, para esas funciones.
Muy ligado a este gran inconveniente, Slate indica que el entrenamiento también requiere un largo periodo.
En el estudio realizado por investigadores alemanes, la preparación de los animales duró una semana, cuando olieron más de mil muestras.
Prácticamente son demasiadas, opinó Alfonso Zamora, sobre todo si descubrimos que los utilizados en el caso alemán eran los mejores que ya habían sido entrenados en la detección de olores, por lo que nos encontramos entonces con un número muy escaso y de élite.
De este modo, los perros sin entrenamiento necesitarían entre tres y seis meses para aprender, y docenas de miles de muestras de entrenamiento, según un artículo en The Conversation, publicado por investigadores de cognición animal de la Universidad de Adelaide, en Australia.
También es importante destacar que no todos los que inician el adiestramiento estarán a la altura, lo que limita aún más el número de “detectores caninos” que podremos utilizar, concluyó el profesional cubano en una nueva contribución sobre tal especialidad.
Añadir nuevo comentario