Parejas desarrolladoras: por un mejor amor
especiales
Solynés y Roby acaban de separarse luego de año y medio de matrimonio. Cuando, llenos de ilusión, intercambiaron anillos en la notaría, y de paso cumplían con los deseos de la familia de ella, no sabían que las expectativas que cada uno tenía en cuanto a lo que sería la vida en pareja, para nada coincidían con las del otro.
Ellos son hoy un número más en las estadísticas de divorcialidad en Cuba, que probablemente han variado en algo sus motivos con respecto a décadas pasadas.
Si antes la infidelidad y la violencia doméstica –entre otras razones- puntuaban entre las principales; ahora, sin desaparecer, a estas se agregan otras causas asociadas a cambios en la dinámica familiar y también social, incluyendo la necesidad de una mayor libertad individual dentro de la pareja.
De ahí que cada vez se hable más en Cuba, y también en el mundo, de las llamadas parejas desarrolladoras y de la importancia de fomentar este tipo de relación.
Los másteres Juan Carlos Vázquez-Pérez y Carlos Joaquín Blanco-Colunga realizaron Un acercamiento al estudio de la pareja humana desde una perspectiva desarrolladora , publicado en la revista científica Santiago, de la Universidad de Oriente, donde abundan en ese vínculo amoroso que se distingue por la preocupación y respeto al crecimiento personal y al del otro miembro de la pareja, por la confianza y a la vez el establecimiento de límites, por claridad y negociación de las expectativas…
Son más las características que distinguen a este tipo de relación, pero para nada se trata de una receta porque como mismo cada individualidad es irrepetible, igual lo es cada pareja.
Sin embargo, bien vale retomar algunas de las consideraciones ofrecidas por los investigadores citados para intentar acercarse a ese modelo de vínculo amoroso que propende al crecimiento de cada uno y de ambos.
A las parejas desarrolladoras las distingue:
- Una comunicación abierta, clara y adecuada
Habilidades y actitudes comunicativas son decisivas en este sentido. Entre las habilidades para esa comunicación exitosa hace falta reflexionar antes de hablar, ordenar las ideas y emitir mensajes asequibles a la comprensión del otro, administrar bien los silencios, utilizar un tono y volumen de voz adecuado así como expresiones faciales y posturas acordes con el objetivo del diálogo.
Las actitudes aluden a una disposición favorable al intercambio, a respetar e intentar comprender los puntos de vista del interlocutor. Cuando la comunicación en la pareja transcurre bidireccionalmente, como verdadero proceso de intercambio, cada uno de sus integrantes participa de un modo activo y no como simple receptor.
“De ahí que en la relación de pareja, a través de la comunicación, se hace posible la construcción de la intimidad, el conocimiento de las expectativas de cada quien, la negociación de las situaciones conflictivas, la definición de límites, la flexibilización de roles. Procesos que garantizan la construcción de un vínculo amoroso desarrollador. Es por ello que se puede asegurar, que la comunicación y la forma que esta se da. Es determinante para el bienestar, la satisfacción, la calidad de vida y la salud de la pareja”, sentencian los autores.
- Intimidad afectivo-sexual
Gracias a la buena comunicación es posible construir esta intimidad que abarca la interrelación de los planos sexual y el psicológico y propicia una sensación mutua de seguridad, comprensión y afecto, a la vez que genera un sentido subjetivo recíproco de cercanía, sintonía y confianza. Se construyen así rituales privados de interacción, códigos privados de lenguaje, y la corporalidad propia y del otro se asume sin prejuicios y creativamente.
- Explicitación de expectativas como pareja
Al comenzar la relación, cada uno de sus integrantes se crea expectativas que usualmente no declara ni negocia, de ahí las posteriores insatisfacciones, frustraciones y conflictos. Para evitarlo, “las expectativas no solo deben ser explícitas, sino realizables y declararse mediante un diálogo que privilegie el respeto, la aceptación del otro”.
Los autores del estudio refieren que al formular tales expectativas “deben considerarse dos necesidades de gran importancia: la necesidad de disfrute de la pareja, que se expresa en los deseos de lograr y mantener de forma creciente afecto, reconocimiento y complacencia erótico espiritual; y la necesidad de autorrealización”.
-Negociación de conflictos
El problema esencial no es el conflicto, aseguran, sino el manejo que se le da al mismo. De ello puede derivarse que la pareja se convierta en un espacio de estancamiento o de desarrollo. De una buena comunicación depende el manejo colaborativo de las situaciones conflictivas a partir de un diálogo, basado en el respeto y en la percepción de que el otro no es un contendiente, sino alguien con quien se comparten objetivos y metas.
-Asunción de roles de manera equitativa y flexible
La asignación y asunción de roles en la pareja tradicionalmente ha estado marcada por posturas rígidas y estereotipadas, bajo influencias culturales de género que se asumen sin sentido crítico y dan al traste con más de una relación. “Cultivar una relación de pareja como espacio desarrollador, implica debatir críticamente una serie de cuestiones íntimamente unidas al concepto de feminidad y masculinidad que trascienden incluso los afectos (…) y va en busca de un equilibrio de derechos y oportunidades”.
-Respeto a los límites
Dichos límites se refieren a esa frontera psicológica necesaria para proteger el espacio físico y emocional de cada uno de los integrantes de la pareja y que necesita para el desarrollo de su identidad, autonomía, e independencia.
En la medida en que los límites sean permeables, comentan los expertos, permitirán un mejor funcionamiento de la pareja. “El respeto a los límites implica, además, que el sí mismo pueda verse reconocido -sus sentimientos, preferencias, ideas, familia y amigos- por el otro…”
De los 18 mil 242 divorcios ocurridos en el 2021, según el Anuario Demográfico de Cuba 2021, es probable que una parte de ellos haya sido resultado de ignorar estas consideraciones, que no son del todo novedosas pero que, sobre todo ahora, deberían tenerse presente para preservar la relación de pareja, que no vive al margen de las complejas prácticas cotidianas que hoy acompañan la existencia de los cubanos, resilientes también en cuestiones del amor.
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