Palabras del Rev. Joel Ortega Dopico ante la nueva y ofensiva campaña de la llamada “activista” Rosa María Payá
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Palabras del Rev Joel Ortega Dopico ante la nueva y ofensiva campaña de la llamada “activista” Rosa María Payá y su proyecto “Cuba Decide” que pretenden vincular a las iglesias cubanas con intereses serviles a la actual administración del gobierno de los Estados Unidos.
Habana 12 de Agosto de 2020
“Unidos y Unidas para Servir”
Las iglesias cubanas, no nos prestamos a la manipulación de falsos intereses, que nada tienen que ver con el espíritu y la vivencia del Reino de Dios, y del puro y verdadero Evangelio de Cristo que nos enseña a vivir en solidaridad, en igualdad y amor; buscando siempre el bien y lo mejor para todos y todas en nuestra sociedad.
El evangelio no busca divisiones, confrontaciones, ni privilegios. (“Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; … y repartían a todos según la necesidad de cada uno… y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón.” Hechos 2:44-46)
Tampoco nos prestamos a relacionarnos con personas y organizaciones manipuladoras y con intereses serviles a la actual administración del gobierno de los Estados Unidos que, a través del bloqueo genocida y de guerras mediáticas y de toda clase, que llenas de calumnias y mentiras; pretenden destruir la felicidad y la paz de todo un pueblo.
Las Iglesias cubanas siempre, y mucho más hoy, trabajamos para el bienestar del pueblo cubano, a través de programas sociales que, junto a todos los programas y proyectos y estrategias del país ayudan a complementar la atención a diversos sectores de nuestra sociedad. En nuestro país, la sociedad civil, las iglesias y el estado se configuran y articulan en armonía, cada quien ocupando sus roles. En medio de la diversidad buscamos un propósito común; el bienestar para todos y todas.
Consideramos que la campaña de la llamada “activista” Rosa María Payá del llamado proyecto “Cuba Decide” es una ofensa al pueblo y a las iglesias cubanas. En Cuba deciden desde hace un buen tiempo los cubanos y cubanas, y dentro de ellos y ellas sin distingo un gran número de creyentes cristianos y de las más diversas religiones que, juntos y juntas en solidaridad buscamos y luchamos por la Cuba que queremos y que pensamos desde nuestra diversidad Como País.
Si realmente quieren ayudar al pueblo cubano, por qué estimulan el bloqueo y estimulan las políticas de sanciones promovidas desde la Casa Blanca y que increíblemente en este momento de situación humanitaria que vive la humanidad, se muestran tan agresivas y más des-humanas que nunca antes.
Es evidente y claro que el interés es político y económico. Esta “supuesta ayuda” recolectada por sectores del “exilio cubanas” nada tiene que ver con al trayectoria de hermandad y solidaridad de las iglesias cubanas y estadounidenses. Es una ayuda condicionada, a marcados intereses que obviamente están bien lejos de el amor, la paz y la confraternidad que como Iglesias predicamos.
Cuba no necesita ayuda de quienes sirven a un gobierno que por 60 años quiere crear situaciones humanitarias con fines políticos y financieros, que lejos de buscar el dialogo y el respeto y apego a las leyes internacionales viola e irrespeta todas las normas diplomáticas y desoye a las propias Naciones Unidas, donde año tras año, los países del mundo aprueban la resolución: “Necesidad de poner fin al embargo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba.
Cuba sin bloqueo y sin sanciones estaría en la capacidad de hacer mucho más de lo que ya hoy hace y seguirá haciendo y que no dejara de hacer por Cuba y por el mundo. Hace ya mucho tiempo las iglesias cubanas hemos aprendido que “quien traiciona al pobre, traiciona a Cristo”, y somos claras que como nos dice el Evangelio de Lucas 18:25 “porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el Reino de Dios” .
Las Iglesias cubanas trabajamos juntos y juntas a las iglesias del mundo entero y a entidades y organizaciones inspiradas en la fe y otras de carácter humanitario y civil, incluidas las de los Estados Unidos, compartiendo experiencias, intercambios mutuos, recursos humanos y financieros, canalizando donaciones, recibiendo y distribuyendo biblias y literatura, dando respuesta humanitaria y de emergencias no solo hacia Cuba sino también desde la experiencia de Cuba, aportamos a toda la América Latina y el Caribe y a los propias iglesias hermanas en los Estados Unidos de las más diversas y disimiles confesiones. Hemos, juntos y juntas, construido puentes; puentes de amor y paz, puentes de respeto y solidaridad, puentes que rompen barreras y bloqueos y construyen amistad, puentes que nos edifican mutuamente en un enriquecimiento espiritual y de fe.
Esta verdadera y auténtica experiencia de fe, y esperanza que viene de la presencia del Espíritu Santo y de la guía del Señor Jesucristo a lo largo de años de historia de compartir entre las iglesias no aceptará nunca estas supuestas “ayudas” manipuladas, que nada tienen que ver con quienes somos y queremos ser.
Rosa María Payá y estos supuestos recolectores de “ayuda” nada tienen que ver con nuestra historia y trayectoria de solidaridad y amor entre el pueblo y las Iglesias de Estados Unidos y Cuba. Ellos son fracasados productos de la maquinaria anti-cubana, que busca cada día enriquecerse más y escalar en las esferas políticas de la extrema derecha estadounidense, que es también enemiga de la paz de ese propio país.
En los pasados meses el Consejo de Iglesias de Cuba (CIC) , El Consejo Nacional de Iglesias de los Estados Unidos (NCCC), el Servicio Mundial de Iglesias de los Estados Unidos (CWC), el Consejo Mundial de Iglesias (WCC), la Alianza Conjunta de las Iglesias (ACT Alianza) y múltiples denominaciones de Estados Unidos y Cuba y otros países del mundo hemos realizado llamados a la solidaridad través de varios documentos y comunicados. Hemos expresado, basados en los principios de nuestra fe, como debemos actuar en momentos como estos y trabajar solidariamente. Hemos pedido un cambio de actitud en el gobierno de los Estados Unidos no solo hacia Cuba sino también hacia el mundo. Como siempre y hasta hoy lo hemos hecho y lo hacemos, “Unidos y unidas para servir”, pero sin aceptar que se nos manipule y se nos imponga una agenda imperial que está bastante lejos de los principios que predicamos y vivimos.
“ Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de un corazón limpio, y de una buena conciencia, y de una fe no fingida.” 1 Timoteo 1:5
Rev. Joel Ortega Dopico.
Secretario Ejecutivo del Consejo de Iglesias de Cuba
Tomado del sitio del Consejo de Iglesias de Cuba
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