No es normal el mal humor constante
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Fotografía tomada de https://www.occ.com.mx
Siempre lo hemos pensado, pero ahora, desde hace un tiempo, investigadores de varias áreas del saber aseguran que no solo consiste en una percepción hipercrítica de las personas con ese comportamiento, sino de una realidad científica. Por eso advierten que quienes parecen vivir enojadas, que todo el tiempo se exaltan con el mínimo motivo y responden de manera severa, pueden padecer un trastorno emocional.
Sí, porque según el contexto, ya vivir es como estar en una montaña rusa y unas veces estamos bien y otras no tanto. Debemos tener en cuenta que los sentimientos no son lineales ni perpetuos, y así mismo reaccionamos. Muchas veces luego nos percatamos de que estuvo excesiva una respuesta, por ejemplo, o un gesto o una mirada, y puede que tratemos de enmendarlo mientras la vida continúa y los ánimos se calman. Pero también es cierto que, si tener un episodio de molestia es común, no deberíamos naturalizarlo.
Lo llaman mal humor social, se encuentra bastante generalizado en la sociedad, y lleva atención psicológica y entendimiento del entorno.
Ese sentimiento de irritación, de violencia variable, suele generarse a partir de un estímulo, y lo interesante es que se trata de una de las posturas más primitivas del ser humano —incluso de los animales— ante alguna situación que suponga amenaza.
Todo el tiempo coincidimos con personas irritadas, ya sea un desconocido en la calle como un familiar o amigo en círculo más cercano. Me refiero a aquellas que, más allá de los problemas sociales, económicos y personales, los del día a día, no poseen de verdad un motivo de peso para exaltarse y reaccionar con agresividad, esa es la conducta preocupante.
Es fácil de distinguir porque delatan sus manifestaciones físicas. Una persona enojada probablemente no consiga suavizar su expresión facial, y a veces tampoco el lenguaje corporal. Esto casi siempre sucede por la mala observación de la realidad que les hace interpretar erróneamente lo que perciben y, por consiguiente, tampoco encuentran autocontrol, nunca logran medir sus actos con anticipación, ni siquiera piensan en las consecuencias, solo actúan.
De acuerdo con expertos, el humor social negativo puede parecer bipolaridad porque las personas a veces pasan de un estado de depresión a ser agresivos, y ese escenario, repetido, poco a poco deteriora el comportamiento, incluso la psiquis.
¿Qué debemos hacer si lo común sea que no acudan a un especialista por iniciativa propia? Nos toca, primero, entender que probablemente tengan un problema que los obliga, quizás, a ser violentos; segundo, no responder nunca a la defensiva sino intentar hacerlos razonar, aplicar un poco de psicología con una dosis superior de paciencia.
Fotografía tomada de https://www.yoinfluyo.com
Si somos capaces de darnos cuenta de que cualquier evento intrascendente nos molesta y que casi de inmediato generamos una respuesta dura, tenemos parte del camino trazado. Advertirlo es el primer paso.
Para nosotros mismos y los demás, conviene estimular el pensamiento positivo, educar la tolerancia; así como practicar canalizar la frustración de diversas formas pacíficas para evitar el conflicto, no lastimar a otras personas, y para no sentirnos vulnerables. Esto no quiere decir que debamos reprimir el sentimiento de enojo, sino que sepamos manejarlo para vivirlo de manera menos trágica.
Si nos hemos dado cuenta de que existe una dificultad, debemos intentar actuar conscientemente, pensar antes de responder, contar hasta diez o respirar varias veces con lentitud y profundidad. Es muy seguro que luego no seamos tan rabiosos. Tal vez no lo consigamos al principio o nos cueste mucho esfuerzo, pero con el tiempo podemos obtener resultados o, al menos, retardar el impulso.
Sin embargo, es bueno desahogarse y no quedárselo porque, incluso, contenerlo puede repercutir en la salud física. La persona enojada necesita, al menos, contar lo que siente para aliviar tensiones. Reflexionar puede ayudar al entendimiento y a controlar esa emoción para que su réplica sea menos intensa.
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