Mutombo, el taponero más espectacular de la NBA
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Esta semana dijo adiós a este mundo víctima de un tumor cerebral Dikembe Mutombo, el taponero más espectacular en la historia de la NBA, el que con gran carisma hizo icónico el gesto de "No en mi casa", cuando movía de lado a lado su dedo índice luego de frenar un ataque rival.
Nacido como Dikembe Mutombo Mpolondo Mukamba Jean-Jacques Wamutombo en Kinhasa, en el Congo Democrático, el pívot sacaba el mayor provecho posible a su estatura de 2,18 metros para dominar en la pintura.
Junto al nigeriano Hakeem Olajuwon (2,13, el único que le supera en tapas) y al sudanés Manute Bol (2,29) conformó el trío de africanos que impresionaron durante los años 90 del pasado siglo bajo las tablas luego de ser reclutados en sus países de origen para jugar por Universidades estadounidenses.
Obtuvo cuatro galardones al Mejor Defensor del año en la NBA, fue máximo reboteador en dos ocasiones (2000 y 2001), máximo taponador en tres (1994, 1995, 1996), miembro tres veces del mejor quinteto defensivo de la Liga e integrante del mejor quinteto de novatos en 1992.
En la temporada 1993-1994 fue protagonista principal de la gesta de Denver Nuggets, primer equipo que clasificó en octavo lugar que desbancó a líder de la etapa regular, Seattle Supersonics. Con 0-2 en la eliminatoria, Mutombo se agigantó aún más y cerró el aro a sus rivales para propiciar la histórica remontada. En el tercer encuentro se llevó 13 rebotes y puso seis tapones, en el juego 4 sumó 16 rebotes y 8, y en el 5 cerró con 15 y 8.
Los Nuggets estuvieron a punto de repetir idéntica tarea en semifinales de Conferencia el Utah Jazz de John Stockton y Karl Malone, ya que remontaron un 0-3 adverso, pero en el séptimo cedieron 81-91.
Sus cuatro temporadas siguientes con Atlanta Hawks lo mantuvieron en la elite (su dorsal 55 fue retirado), y disputó luego la final de 2002 con Philadelphia Sixers, hasta que las lesiones comenzaron a hacerle mella y su carrera vino a menos, aunque se mantuvo aportando en las duelas y con sus conocimientos a los nuevos que le rodeaban hasta 2009, ya con 42 años en las costillas.
Pero el legado de este gigante que en un principio quería ser médico y terminó graduándose de lingüística y diplomacia va mucho más allá de los rectángulos, empezando por su propia familia, pues acogió como suyos a los cuatro hijos de su hermano fallecido, y siendo todavía jugador activo, en 1997, creó la Fundación Dikembe Mutombo, para ayudar a niños congoleños.
Gracias a su labor (de su propio bolsillo salieron más de 15 millones de dólares) fue construido el Hospital Biamba Marie Mutombo la primera instalación moderna en Kinshasa en 40 años, para intentar erradicar enfermedades infantiles, clave para mejorar la salud, educación y calidad de vida de la gente en su país.
Además, mientras estuvo en los Hawks trabajó con el programa atlético de las Olimpiadas Especiales para jóvenes con discapacidad, viajó por toda África en nombre de la NBA y recaudó dinero para ayudar a sostener programas contra el SIDA en su Congo natal.
Apenas dos años duró su batalla contra el cáncer, pero su dedo índice seguirá diciendo que no, que su legado es imperecedero.
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