Mi bandera es aquella: desde la infancia

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Mi bandera es aquella: desde la infancia
Fecha de publicación: 
26 Marzo 2021
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Imagen principal: 
Tomada de la web de Radio Bayamo

Cuántos cubanos y cubanas podemos repetir, verso a verso, sin perder ni una palabra, aquel poema que memorizamos cuando éramos chiquilines inquietos, que no escribíamos ni las vocales, pero a ella, la insignia tricolor, ya la podíamos dibujar con los ojos cerrados:

Tres listas azules
y dos listas blancas,
un triángulo rojo,
la estrella de plata.
Así es la bandera 
de Cuba, mi patria,
y esa es la que amo
con toda mi alma.

Poco después, fuimos a la escuela, nos enseñaron a izarla cada mañana, esperamos con ansias el día en que nos tocara llevarla, bien apretada al pecho, y desplegarla con sumo cuidado para que no rozara el piso. 

Desde las primeras lecturas, aprendimos a amarla cada día más. Supimos que amarla era respetarla, honrarla y defenderla, siempre defenderla. Y comenzamos a memorizar nuevos y viejos versos (hasta puede que hayamos improvisado alguno). 

Estaba claro que la bandera nos unía en el tiempo y en los sentimientos. Nos representaba como nación. Aprendimos que en ella va la historia de todos y todas en esta isla.

Lo aprendimos sin ñoñerías, con arte, en textos como La bandera cubana, de la poetisa, dibujante, pedagoga y bibliógrafa habanera Dulce María Borrero (1883-1945), que aparece en el libro de Lectura de cuarto grado de la enseñanza primaria.

La bandera cubana

La tejieron nuestras madres
en su silencio divino,
nuestros padres la tiñeron
con sin igual heroísmo.

Nos la legaron los mártires
como el más alto tesoro.
Más que el oro y que la vida
vale su velo divino.

Por ella el cielo dejando,
bajó a la tierra una estrella
y nosotros, con orgullo,
juramos ser dignos de ella.

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