Más de 45 años componiendo para la imagen
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José María Vitier cumple 67 años este 7 de enero. De ellos, 47 han sido entregados a la creación para el cine cubano, con más de 60 títulos en su haber. No obstante, este músico y compositor no termina y celebra, trabajando, un aniversario más de vida.
¿Cuántos años lleva creando para el cine cubano?
Mi primera música original para un filme nuestro fue la que compuse para el documental Bibliotecas infantiles, de Constante (Rapi) Diego, en 1975. Ahora, en el pasado 2020, al componer la música para el largometraje de ficción El Mayor, dirigido por el desaparecido Rigoberto López, cumplí 47 años de creación para el cine cubano.
¿A cuántas películas ha aportado su música?
El catálogo de mis bandas sonoras originales para el séptimo arte cubano abarca alrededor de 60 títulos, incluyendo cortos, medios y largometrajes, documentales y de ficción, así como películas animadas.
De sus composiciones para nuestra cinematografía, ¿a cuál le tiene un cariño especial? ¿Por qué?
Podría mencionar varias, pero puesto a elegir una, creo que la banda sonora de El siglo de las luces, del gran Humberto Solás, marcó un punto de inflexión como compositor para el cine, que influyó decisivamente en mi posterior desempeño como creador musical.
¿Cómo ha sido su relación con el ICAIC?
Mi vínculo con esa institución comenzó unos años antes de mi debut como compositor para cine, colaborando como pianista en grabaciones con mi hermano Sergio desde la época del Grupo de Experimentación Sonora. Ello me conectó con el oficio de componer para la imagen y estimuló el inicio de mis primeras colaboraciones como creador musical en ese medio.
Siempre he reconocido cuánto le debe mi música a la experiencia creativa junto a varios de los más importantes realizadores de nuestro país. A lo largo de varias décadas tuve el privilegio de compartir y nutrirme de un ambiente de alta profesionalidad y rigor estético, que caracterizaba el Instituto, y fue un factor determinante en mi formación artística.
Al margen de otras colaboraciones en cinematografías foráneas, mi trabajo en producciones del ICAIC me ha proporcionado algunas de las mayores satisfacciones de mi carrera, como han sido los premios Coral a la mejor música para un film en dos ediciones del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano (1992 y 1999); al igual que haber sido responsable de la banda sonora de una película de la trascendencia de Fresa y chocolate.
También he de mencionar, con especial gratitud, que una música mía haya sido el tema que identifica al Festival de Cine de La Habana por más de tres décadas.
¿Qué proyectos le ocupan ahora mismo?
Actualmente estoy dedicado por entero a mi actividad como compositor, en específico, en la ampliación de mi catálogo de música sinfónica, así como a las presentaciones como intérprete de mi propia música, las cuales, tal como todos esperamos, este año deben reanudarse tanto en Cuba como en compromisos en el extranjero que la pandemia obligó a cancelar en 2020.
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