Cientos de manifestantes y fuerzas policiales se enfrentaron este viernes en el centro de la capital de Chile, Santiago, en la segunda jornada de protestas de esta semana, y exigieron la renuncia del presidente Sebastián Piñera.

Al igual que en jornadas precedentes, los manifestantes se trasladaron de Plaza Baquedano al Palacio de La Moneda, sede del Gobierno nacional, y a pocas cuadras de allí, en un área cercada por altas vallas y fuertemente resguardada, chocaron con efectivos de Carabineros.

Además de demandar la salida de Piñera, quien en este momento alcanza un nivel de aprobación popular que fluctúa apenas entre siete y 11 por ciento (según sondeos), se demandó la liberación de centenares de personas, la mayoría jóvenes, que permanecen en prisión por participar en el estallido social de octubre de 2019.
Los disturbios de esta jornada ocurrieron en la Alameda, a dos cuadras de La Moneda y no lejos de la Universidad de Chile, y en los alrededores del Cerro Santa Lucía. En varios sitios cercanos se levantaron e incendiaron barricadas.

Las fuerzas de seguridad emplearon gases lacrimógenos y carros lanzaagua para dispersar a los manifestantes, que en no pocos casos respondieron lanzando objetos contundentes contra los vehículos policiales.

La intensidad de los incidentes obligó a desviar el tránsito en la Alameda y otras arterias del centro de Santiago. Se cerraron varias estaciones del metro y los establecimientos comerciales de la zona. Al mismo tiempo, el cuerpo policial Carabineros de Chile reportó varios detenidos.
Entre ellos se encuentra el reportero gráfico Sebastián Aravena, violentamente apresado frente a la Casa Central de la Universidad de Chile "mientras realizaba su trabajo en manifestación social", según informó el Colegio de Periodistas.

Días atrás, senadores de oposición presentaron un proyecto de indulto general para los presos de la revuelta popular, el cual fue rechazado por el Gobierno, que alega que quienes se encuentran detenidos han cometido delitos.

Sin embargo, expertos en derechos humanos han reiterado que muchos permanecen encarcelados sin que se le hayan presentado cargos o tras haber sido víctimas de montajes.