Mamis, ¡nos vemos en WhatsApp!

Hace un par de días que las notificaciones en mi cuenta de WhatsApp no paran. ¿Será que me he convertido en una persona muy popular? 

Pues no, todo se trata de ellos: mis nenes y sus amigas y amigos; los profesores que buscan maneras de reproducir el aula en esta alternativa virtual; y ellas, las otras mamis, que ya comienzan a reforzar la red que tan útil nos resultó durante la etapa anterior de confinamiento por COVID-19.

Cuando son dos, el WhatsApp suena doble o triple: las orientaciones de la maestra de cuarto grado: a leer todos los días, aunque no haya teleclases; repasen los ejercicios básicos de adición y sustracción, etc. Un nuevo grupo para las profes de escolaridad y los niños de sexto y la guitarra, la coordinación de clases virtuales... Los grupos que espontáneamente han creado los propios niños y este donde las mamis podemos encontrarnos desde lejos.

Ya se comparten horarios, consejos, desahogos y mensajes de apoyo. Una vez más nos conectamos para sobrellevar juntas esta situación y desafiar las distancias  necesarias. 

El grupo creció aun cuando el espacio presencial de la escuela estaba funcionando, pero ahora se convierte en la súper herramienta, el lugar donde se activan las empatías para mantenernos a salvo de la desesperación y el desánimo.

Ahora somos expertas. Y amigas. Ya nos entendemos hasta con un emoji y podemos adivinar cuándo hace falta una parrafada de aliento. Supongo que la experiencia también nos sirva para no dejarnos desinformar con audios «desesperados» y noticias falsas o descontextualizadas.

La vida nos ha puesto una vez más a prueba y vamos a ganar una vez más. Pero por favor, que la tecnología sirva para acompañar y compartir saberes, alegrías, preocupaciones también, pero no desinformación ni pánico.

En tiempos de pandemia, ya vimos que a través de Internet es posible llamar a muchas puertas; ojalá hayamos aprendido también cuáles abrir y cuáles cerrar.