A mal tiempo… creatividad (+FOTOS)

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A mal tiempo… creatividad (+FOTOS)
Fecha de publicación: 
29 Agosto 2020
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Muchos aseguran que es el sentido del humor lo que nos salva a los cubanos en los trances difíciles, y no lo niego, pero creo que si algo realmente ha venido siempre en nuestro auxilio ha sido la creatividad. 

Estos tiempos de Covid 19 lo han corroborado desde muchos campos: el arte, la ciencia y, también, la vida cotidiana. El distanciamiento social y la suspensión del curso escolar han puesto a las familias ante el reto de encontrar alternativas para entretener, enseñar y divertir a los más pequeños de casa.

Uno entre muchos retos que comienzan por el de mantener a buen recaudo la salud física y también mental. Sin embargo, no falta quien haya decidido ver el confinamiento necesario como una oportunidad para estar en familia, para disfrutar rutinas y, por supuesto, para crear juntos.

Según la psicología, la creatividad no solo tiene que ver con la capacidad de solucionar problemas desde distintos enfoques, sino que también permite una mejor adaptación al entorno, a las circunstancias físicas y sociales que nos toque enfrentar.

Cuando desarrollamos el espíritu creativo en nuestros niños y niñas, los convertimos en personas más seguras de sí mismas, estimulamos sus sentidos y les fortalecemos la autoconfianza.
Crear junto a ellos nos convierte en sus cómplices, amigos, compañeros de juego, pero también les muestra la posibilidad de trabajar en equipo y estrecha lazos que, quizás, la vorágine de las rutinas diarias no nos deja tiempo para ajustar como quisiéramos.

Estos tiempos me han hecho pensar mucho en La vida es bella, el filme italiano en que un padre hace que su hijo viva como un juego la Segunda Guerra Mundial. Siempre sentí que, en el afán de disminuir la ansiedad y el dolor de su pequeño, el papá también conseguía sobrellevar sus propios miedos.

Salvando las distancias, pero la vida nos ha puesto ante un reto similar, proteger a nuestros niños en medio de la crisis, sin exponerlos ni llevarlos a perder la percepción de riesgo, pero también reduciéndoles al mínimo los niveles de traumatismo e inseguridad.

En muchos casos, crear ha sido la respuesta. Un camino que, al decir de las propias familias, tiene valores agregados que van más allá de la coyuntura actual: 

“Mis hijos están acostumbrados a que les compramos siempre los juguetes o se los manda la abuela que vive fuera, últimamente hasta para los trabajos de la escuela uno va y compra las figuritas impresas, las maquetas ya hechas, pero hubo un momento en que no había donde comprar y lo que ya tenían les parecía poco en tantos días encerrados en la casa, entonces tuve que acordarme de los inventos de cuando yo era chiquita y me he quedado fría de lo que le han gustado”, me confiesa una madre matancera de 41 años.

Y es que desde principios del Siglo pasado Antoine de Saint Exupery lo había alertado: “los hombres no tienen tiempo de conocer nada, compran las cosas hechas en los mercados…”. Pues algo bueno se ha podido sacar de la mala racha: tiempo para conocer y para crear.

En las fotos, imágenes de los que algunos amigos han hecho, sin grandes inversiones ni necesidad de mayores talentos, echando mano a la imaginación y al empeño, disfrutando la libertad que ofrece el acto creativo, aunque suceda sin salir de casa, aunque lleve, incluso, el nasobuco puesto.    

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