Maite Galbán: «Los comentarios más duros y machistas eran de mujeres»
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Cuando coincidimos con la actriz Maite Galbán en Habana Mambo Festival, la telenovela Tan lejos y tan cerca ya había finalizado; sin embargo, toda la conversación sucedió en presente, pues la doctora Danay tiene aún su espacio en el debate colectivo de un público tan novelero como el cubano, y también en el corazón de Maite.
«Yo estoy muy feliz con el trabajo, la verdad», confesó, y nos contó cómo llega al audiovisual: «los directores me contactan y, después que tuvimos casting, me doy cuenta de que siempre pensaron en mí para el personaje de Danay».
Al mismo tiempo, reconoce que encarnar a Danay representó un reto: «Cuando leí el guion, supe que este personaje iba a ser muy difícil, sobre todo porque es una médico y, además, en medio de la pandemia que estaba pasando en Cuba y en el mundo entero, era una gran responsabilidad, incluso, las escenas que había en Zona Roja eran casos basados en la vida real, basados en las experiencias de una doctora que nos asesoró por el Minsap, entonces ya era doble el compromiso, porque llevaba un respeto hacia ella, hacia sus historias, hacia su vida personal».
Otros dilemas morales también los advirtió desde la primera lectura: «Me dije: a Danay la van a juzgar y, de hecho, pasa con el público, que dicen: “¿cómo es posible que una trabajadora de salud tenga un marido y mantenga una relación extramatrimonial?” Sabía que la gente, cuando viera la telenovela, la iba a juzgar, pero pensaba: “yo tengo que justificarla”, y es así, nadie es tan bueno, bueno, ni tan malo, malo, somos seres humanos y ya está».
Y no es que Maite se sienta personalmente identificada con las maneras en que Danay afronta determinadas aristas de la vida: «es una mujer con muchos sentimientos; sin embargo, tiene inconvenientes con el hermano, con el padre, con el hijo, con el marido; tiene muchos conflictos que yo en la vida real hubiera solucionado de otra manera».
Pero la cosa aquí no va de juicios o prejuicios: «Danay es un ser humano. Ella y el esposo estaban separados, en primer lugar. Ahí no hubo traición en ningún momento y somos seres humanos, ¿por qué no enamorarse dos, tres, cuatro, cinco veces?, y era muy simpático, sobre todo porque los comentarios más duros y más machistas eran de mujeres. No hay un libro para ser buena madre, buena hija… Es totalmente lógico, puedes ser cosmonauta, puedes ser médico o lo que sea, pero primero que todo eres un ser humano».
Sobre las experiencias con el público, nos cuenta que ha habido de todo un poco, algunas la ayudan a entrenar su sentido de la tolerancia: «porque, precisamente, las personas olvidan que es un personaje. Por ejemplo, me monté en un carro y me pregunta un hombre: “¿Tú eres la doctora de la telenovela?” “Sí”. “Ya me caes muy mal”, pero, además, con un carácter muy molesto.
«Yo expresé en una entrevista que las escenas de sexo me costaban mucho trabajo y hubo una persona que puso en las redes: “Menos mal que las escenas de sexo te cuestan trabajo, porque te acuestas con uno y te acuestas con otro”. Entonces hay que respirar y aprender a tolerar.
«He estado al tanto de las redes todo el tiempo, mi familia y mis amigos me mandan los comentarios y es muy interesante, porque la gente se va a los extremos y a las personas no se les debe juzgar, tienes que entender su historia, porque cada uno de nosotros reacciona al mismo hecho de una manera diferente».
Claro que no todo ha sido negativo: «En la calle llaman “Danay” o “doctora” y ya yo sé que es conmigo, ya Maite no existe por esta temporada. Me han pasado también muchas cosas buenas, por ejemplo, estuve en Santiago de Cuba y las experiencias fueron increíbles con la gente, tan cálidas, tan lindas, los niños te tocaban… como diciendo: ¿eres tú? Sí, soy yo, como tú, con sentimientos, con conflictos, con problemas de todo tipo, soy igual que tú. Y eso también lo agradezco muchísimo porque el estar próxima al público siempre es una de las mayores bendiciones para mí».
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