Inesperadamente, el luchador campeón olímpico y mundial Ismael Borrero (67 kg) cedió en su primer combate de los Juegos de la XXXII Olimpiada, y su posibilidad de seguir en la justa dependió de otro.

Dependía del georgiano Ramaz Zoidze, quien tras superarle en la fase de octavos de final con pizarra de 3-2, hizo lo mismo en cuartos con Aker Al Obaidi, del plantel de refugiados, con marcador de 10-0 (ST).

Zoidze, subcampeón mundial sub-23 en 2018, se vió en semifinales con el iraní Mohammadreza Geraei, campeón de Asia en 2019, y perdió 1'6

Si el georgiana vencía en ese trance entonces el santiaguero entraría a la repesca en busca de bronce, que muy bien habría venido a un equipo clásico que arrancó con las coronas de Mijaín López (130 kg) y Luis Orta (60 kg).

Similar historia vivió Daniel Grégorich (87 kg), quien debutó por la puerta ancha ante el azerí Islam Abbasov (3-1), subcampeón de Europa el pasado año, pero fue derrotado luego por pegada frente al egipcio Mohamed Metwally, quinto a nivel mundial entre sub-23 en 2018.

Si el representante de la pirámides vencía en semifinales al estelar húngaro Victor Lorincz, subcampeón mundial vigente, entonces Daniel seguía “vivo”, de lo contrario emprendería camino a casa. Y esto último fue lo que sucedió.

El lunes, además de las coronaciones históricas de Mijaín y Orta, fueron eliminados los grequistas Yosvanys Peña y Gabriel Rosillo, y la fémina Yudaris Sánchez.