Los radioaficionados cubanos, imprescindibles en situaciones de emergencia

Los radioaficionados cubanos, imprescindibles en situaciones de emergencia
Fecha de publicación: 
15 Marzo 2024
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Este 14 de marzo le escuché decir al General de División Ramón Pardo Guerra, Jefe del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil (EMNDC), que los radioaficionados, fuerza que forma parte del sistema de comunicaciones del país, “son de mucha utilidad, importancia y es un medio muy confiable que están presentes en los centros de gestión de riesgos en cada municipio de la geografía cubana”.

En visita a la sede de la Federación de Radioaficionados de Cuba (FRC), donde participó la Ministra de Comunicaciones, Mayra Arevich Marín y otros directivos de estas instituciones, el General Pardo Guerra rememoró sus primeros acercamientos con la radioafición.

“Mi primer contacto con la radioafición se produjo en 1956 en el poblado de Caimanera, a través de un amigo que trabajaba en la Base Naval de Guantánamo, quien era radioaficionado y tenía sus equipos de radio. Él me explicaba la función que cumplían, su importancia y así me interesé por este medio de comunicación. Después, ya en la lucha revolucionaria en la Sierra Maestra, tuve la oportunidad de mostrarles a Eduardo Fernández y a los hermanos Del Río a instancia del Che, la ubicación que tendría Radio Rebelde en el Alto de Conrado. 

“Como es conocido, varios técnicos de radio y radioaficionados participaron activamente en la creación de la cadena de la libertad. El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, definiría a esta estación de radio como ‘un centro de comunicación militar sumamente importante, además de haber sido un instrumento de divulgación masiva que jugó un papel político de gran trascendencia durante toda la guerra’.

“Después estuve presente, junto al Che y al radista Hiram Prats, en el momento que sale al aire la estación C8-CR en Caballete de Casa, en el Escambray”.

En el intercambio se puso de manifiesto las excelentes relaciones de trabajo entre la Dirección Nacional de la FRC y los jefes y especialistas de comunicaciones del EMNDC, fruto de las múltiples experiencias acumuladas y de las medidas adoptadas para mejorar los resultados del trabajo conjunto.

En la jefatura del EMNDC está instalada una estación de radioaficionados con las mejores condiciones técnicas y organizativas posibles, equipada con modernos medios de radiocomunicaciones y técnica digital, un sistema de antenas versátil y seguro, que responde a las exigencias de una comunicación en cualquier banda de frecuencia o modo de operación y que representa una fortaleza para el sistema de comunicaciones, para enfrentar situaciones de emergencias climatológicas u otra situación excepcional provocada por otras causas. También la estación está lista para operar durante situaciones normales; de hecho, sus operadores lo hacen para mantenerla a prueba con sistematicidad, además en ocasión de celebrarse eventos de preparación para situaciones excepcionales como el ejercicio meteoro, los días de la defensa y otros.

Los radioaficionados según las características del lugar o el momento y los planes establecidos por las autoridades a cada nivel, apoyan o garantizan las comunicaciones, incluyendo las zonas apartadas y montañosas. Se organizan redes de comunicación por radio en 160 metros y VHF, aunque se pudieran utilizar también otras bandas y modos. Se pone en práctica no solo durante ciclones y huracanes, sino también en casos de accidentes en grandes industrias, penetraciones del mar e inundaciones. 

Existen varios ejemplos donde el papel de los radioaficionados ha sido crucial en la alerta y comunicación, incluso, han contribuido a que no se produzcan pérdidas de vidas humanas. A mediados de junio de 2002 hubo necesidad de evacuar a unas 35 000 personas que corrían riesgos en los municipios de Jatibonico, Taguasco y La Sierpe, en la provincia de Sancti Spíritus. La presa Lebrije, un embalse que acoge las aguas del río Jatibonico del Sur, sobrepasó su capacidad de almacenamiento de agua, lo cual provocó un deslizamiento en el talud de su cortina. En esas circunstancias se destacó el trabajo de los radioaficionados espirituanos, cuando un grupo de ellos, a riesgo de sus vidas, garantizaron y apoyaron las comunicaciones de los vecinos del lugar, entre las autoridades, además con quienes en la presa y sus alrededores trabajaban para solucionar la situación.

En julio de 2005 azotó a nuestro país el huracán Dennis y varios poblados del municipio montañoso de Manicaragua, en la provincia de Villa Clara, quedaron incomunicados. Gracias a la familia de radioaficionados Martínez-Gerardo, 
conformada por Reinaldo Martínez, su esposa Magali Gerardo y sus dos hijos, se pudo garantizar la comunicación con Jibacoa, Arroyo Bermejo y otros intrincados lugares. Durante el tiempo que duró el fenómeno meteorológico, el matrimonio instaló sus equipos en el Consejo de Defensa Municipal de Manicaragua, desde donde sirvieron de puente a una decena de equipos diseminados en diferentes puntos del Escambray villaclareño; dieron partes de la cantidad de evacuados, establecieron contactos con el radar ubicado en el Pico San Juan y brindaron información actualizada del comportamiento meteorológico desde el momento en que el huracán estuvo más próximo al sur del territorio central.

Varios cientos de kilómetros más al este, en el macizo montañoso de la Sierra Maestra, otros radioaficionados se empeñaban en mantener las comunicaciones en condiciones muy complejas durante el paso de este mismo huracán, dado que en la estación meteorológica de Cabo Cruz, situada en el sur oriental, el anemómetro se rompió cuando marcaba 238 km/h. Septimio Rivas Ruiz (CO8SH), del Radio Club de Santiago de Cuba junto a otros radioaficionados fueron asignados al poblado de La Plata, y en medio del embate de las olas, de fuertes lluvias, acompañadas de mucho viento montaron antenas y activaron los radios. Sobre la media noche, los equipos se quedaron mudos y al amanecer pudieron restablecer la comunicación a través de un radioaficionado puertorriqueño que le sirvió de puente.  

Como dijera el General de División Ramón Pardo Guerra en el prólogo del libro, Memorias de la radioafición cubana, “la labor de hombres y mujeres en diferentes actividades a nivel de toda la sociedad, incluyendo la divulgación de la realidad cubana en la escena internacional, y en el aseguramiento de eventos importantes del país como las elecciones, deportivos y de la Defensa Civil, convierte a los radioaficionados en un arma poderosa de la Revolución”.

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