La tribu amazónica que desconcierta a los expertos en lenguaje
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Fotografía tomada de https://www.muyinteresante.com
En la selva amazónica brasileña, a orillas del río Maici, vive una pequeña comunidad que ha capturado la atención de lingüistas y antropólogos durante décadas. Los pirahã, un grupo indígena de menos de 500 miembros, posee una lengua tan particular que ha provocado debates entre expertos, puesto que desafía ideas profundamente arraigadas sobre la naturaleza del lenguaje. Pero ¿qué hace que el lenguaje de los pirahã sea tan especial y por qué ha generado tanta controversia?
El idioma que lo cambió todo
Durante décadas, el lingüista Noam Chomsky defendió la teoría de la "gramática universal". Esta sugiere que los seres humanos nacemos con una capacidad innata para aprender y desarrollar lenguajes. Según Chomsky, todas las lenguas comparten una estructura subyacente común, lo que implica que existen reglas y patrones lingüísticos universales que guían cómo las personas entienden y crean oraciones.
Sin embargo, el estudio del idioma pirahã pone en tela de juicio esta idea. Daniel Everett, lingüista y antropólogo estadounidense, es uno de los investigadores más influyentes en el estudio del lenguaje y la cultura de los pirahã. En 1977 llegó a la comunidad con el objetivo de evangelizarlos, pero lo que descubrió allí transformó no solo su vida, sino también la manera en que entendemos el lenguaje humano.
Una de las características más fascinantes que Daniel Everett identificó es la ausencia de recursividad. Este principio, que permite a muchas lenguas crear oraciones complejas encadenando cláusulas dentro de otras, simplemente no existe en el pirahã.
Mientras que en la mayoría de los idiomas podemos decir algo como “El hombre que vive en la casa que está al final de la calle es mi amigo”, los Pirahã expresarían esta idea mediante varias oraciones simples: “Hay un hombre. Vive en una casa. La casa está al final de la calle.
Ese hombre es mi amigo”. Para Everett, este descubrimiento resultó revolucionario, ya que la recursividad se había considerado hasta entonces una característica universal del lenguaje humano.
El lenguaje del aquí y el ahora
Otro rasgo sorprendente del idioma pirahã es su falta de tiempos verbales. En lugar de utilizar formas verbales que indiquen claramente pasado, presente o futuro, como ocurre en la mayoría de las lenguas, los pirahã se enfocan exclusivamente en el aquí y ahora. Esta perspectiva también se refleja en su forma de vida: los pirahã no hacen grandes planes para el futuro y viven el momento, disfrutando de las recompensas inmediatas de su entorno.
Hablan solo de eventos que están ocurriendo o de cosas que han presenciado directamente, sin hacer uso de estructuras gramaticales que marquen explícitamente acciones futuras o narraciones del pasado lejano. Esta peculiaridad lingüística subraya la profunda conexión entre la lengua y su cosmovisión (que se centra en lo inmediato) y supuso un gran obstáculo para Everett a la hora de intentar hacer que los pirahã se interesasen por la vida de Jesús, un hombre que vivió dos mil años atrás en un lugar del que nunca habían oído hablar.
Uno de los aspectos más asombrosos del idioma pirahã es la ausencia de un sistema numérico. No existen palabras específicas para números como uno, dos o tres. En lugar de eso, los pirahã utilizan términos generales como “poco” o “mucho” según la situación. Este descubrimiento cuestiona una suposición que muchos tenemos: la capacidad de contar parece ser algo tan fundamental para la experiencia humana que ni siquiera lo cuestionamos.
Sin embargo, en esta comunidad amazónica, contar en el sentido tradicional no es necesario, ni siquiera posible. Everett intentó enseñarles a contar hasta 10 en portugués para poder que pudieran comerciar con las personas que navegaban en el río cercano, pero no lo logró. De hecho, estudios posteriores confirmaron que los pirahã no solo carecen de palabras para números, sino que su capacidad cognitiva para realizar tareas matemáticas o de conteo es limitada.
Además, el idioma pirahã es sumamente flexible en cuanto a los modos de comunicación. No solo se puede hablar, sino también cantar, silbar o tararear. Gracias a su estructura tonal, el significado puede transmitirse de manera eficaz utilizando solo el ritmo y el tono, lo que es especialmente útil en un entorno como la selva amazónica, donde los miembros de la comunidad suelen estar dispersos físicamente. A menudo, durante las actividades diarias, como la pesca o la caza, se utilizan silbidos específicos para comunicarse entre ellos, evitando ruidos que podrían ahuyentar a los animales.
Este sistema de tonos permite que la lengua pirahã se adapte a diferentes situaciones, algo que lo asemeja a lenguas tonales de otras partes del mundo, como algunas lenguas africanas o asiáticas, aunque la variedad de modos de expresión que ofrecen los pirahã es única. Esta capacidad de alternar entre diferentes formas de comunicación añade una capa extra de singularidad a un idioma que ya de por sí desafía las reglas lingüísticas convencionales.
Cómo el lenguaje modela el pensamiento
El lenguaje no es solo una herramienta de comunicación. Es un modelador del pensamiento humano. Es cierto que las palabras y estructuras que usamos describen el mundo que nos rodea, pero también influyen en cómo lo percibimos y entendemos. La teoría del relativismo lingüístico, propuesta por Edward Sapir y Benjamin Lee Whorf, sugiere que la lengua que hablamos determina, en cierta medida, nuestras percepciones y categorizaciones del mundo.
Por ejemplo, en lenguas que carecen de términos específicos para ciertos colores, los hablantes pueden tener más dificultades para diferenciarlos. Esta relación entre lenguaje y pensamiento es evidente en el caso de los pirahã, cuya lengua única refleja una manera de ver el mundo profundamente diferente, enfocándose en la experiencia inmediata y el conocimiento directo. Tanto es así que Daniel Everett, quien llegó inicialmente con la intención de evangelizar a la comunidad, finalmente fue él el que acabó “evangelizado” por los pirahã.
Su estancia con ellos hizo que se replanteara sus creencias no solo sobre el lenguaje, sino también sobre los fundamentos de su fe. Incluso regresó de esta experiencia convertido en ateo.
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