La telaraña amiga

La telaraña amiga
Fecha de publicación: 
11 Octubre 2020
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De un tiempo a esta parte ha empezado a escucharse en los medios cubanos el término araña epidemiológica para referirse al modo de propagación de la Covid-19.

Alude a un punto o centro a partir del cual se propaga, extendiéndose como patas de arañas, la infección.

Pero en esta oportunidad el tema no es la araña, y mucho menos la epidemiológica, sino la tela que este arácnido teje, y que, en cierto sentido, se asemeja al tejido que forman las redes sociales.

Sobre estas redes virtuales mucho se ha escrito porque mucho han impactado en la realidad concreta que vivimos: informar, movilizar, denunciar, alabar… son algunos de los verbos que se le asocian, sin olvidar uno que ha sido de los más importantes en estos tiempos: enlazar.

Y esos enlaces, en una buena parte, han sido el vehículo para trasmitir los afectos que usualmente se traducían en visitas, besos, abrazos. Si el cariño se pudiera medir en bytes, serían miles o millones de terabytes de cariño y amor los que han circulado por las redes en estos meses de pandemia.

Sin embargo, el filósofo alemán, crítico de arte y teórico de los medios, Boris Groys (Berlín, 1947), recientemente subrayaba que tras esos vínculos sobre todo anida un deseo narcisista:

“La gente en las redes sociales sigue sobre todo a sus parientes, amigos o conocidos. Yo siempre digo que Internet es un medio narcisista. Internet es un espejo de nuestros deseos. ¿Por qué? Activamos Internet preguntándole algo en particular. Le pregunto por un nombre, una persona, etc. Es decir que Internet no me da ninguna información que yo no le haya pedido. Entonces, cuando veo el medio, lo que veo es a mí mismo, mi propia imagen, una imagen de mis deseos e intereses”. 

El estudioso abunda en el contraste entre lo que uno ve en la pantalla y lo que contempla al ir por  la calle, que confronta al individuo también con lo que no le gusta: “… la experiencia de la realidad es la experiencia de algo que no me gusta pero tengo que soportar. Sí, eso es la realidad. Esa es la experiencia humana básica. Entonces, cuando estoy sentado en casa mirando la pantalla, lo que veo es a mí mismo. Es como una experiencia surrealista”.

No son estas líneas para un debate teórico, tampoco para agregar a lo apuntado por el conocedor otros rostros bien feos de las redes, que igual han servido para multiplicar noticias falsas, para humillar, inducir a comprar, espiar, desprestigiar…

Lo que intenta este texto es comentar una realidad diferente a la descrita por Groys, referida especialmente a hechos puntuales de cómo se proyecta hoy una buena parte de los cubanos en las redes, condicionados por la actual normalidad que impone el nuevo coronavirus.

Claro, sería muy pretencioso intentar cualquier tipo de generalización, pero a veces para muestra basta un botón, como decían las abuelas. Esta redactora ha sido testigo, en más de una oportunidad, de cómo la solidaridad humana se multiplica y concreta entre cubanos también en las redes sociales.

En un canal de Telegram alguien se lamentaba de no poder comprar hace tiempo un combo de alimentos que necesitaba con urgencia, porque no podía moverse de casa para cuidar a sus dos niños chiquitos. Y otro alguien, que no la conocía en absoluto, no solo le compró el combo, sino se lo llevó a su casa. 

Está claro que el alemán aquí citado no ha comprado nunca en Tuenvío.cu. Pero, aparte de esa salvedad, elocuente por sí sola, muchos otros ejemplos de cubanos abundan en las redes sociales que evidencian algo bien diferente a esa postura narcisista y de autosatisfacción subrayada por el experto europeo.

He leído pedidos de este o aquel medicamento, temporalmente ausente de las farmacias, y, de inmediato, han sido decenas los ofrecimientos de ayuda. A mi puerta vino una de estas personas cuando le hice saber que yo tenía aquella medicina que necesitaba. 

Bastaba con la gratitud de su mirada para entender el valor de estas telarañas virtuales, en las que –además del probable narcicismo enunciado por Groys- también hoy tejemos nuevas formas de solidaridad y amor al prójimo.

 

 

 

 

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