La novela que el cine no ha podido conquistar

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La novela que el cine no ha podido conquistar
Fecha de publicación: 
30 Noviembre 2021
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“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”.

Así comienza la que algunos consideran la segunda novela más importante de las letras hispanoamericanas, solo superada por aquella otra que arranca en un lugar de La Mancha, de cuyo nombre el autor no quiere acordarse, donde “no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor”.

Desde su primera edición en 1967 por la Editorial Sudamericana, en Buenos Aires, Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, ostenta el cetro real entre las obras literarias escritas en español el pasado siglo como punto de partida de un movimiento que marcó el boom de la literatura latinoamericana en los años sesenta: el realismo mágico.

Durante sus más de 50 años de reinado en la letra impresa, la novela que habla de Colombia, fue escrita en México y salió a la luz en Argentina, que ha vendido más de 50 millones de ejemplares y ha sido traducida a 46 idiomas a escala planetaria, rechazó todas y cada una de las proposiciones “indecorosas” que le hizo el cine para ser llevada a la pantalla.

Harto conocidas son las objeciones y reticencias de su autor para ceder los derechos de adaptación, desde el rechazo a plasmar en imágenes el universo de la novela que cada lector se había formado en su mente, hasta su convicción de que no podía ser resumida en la duración de un largometraje, pasando por la negativa de principios a que cayera en manos de Hollywood y fuera hablada en inglés e interpretada por divos y divas del star system.

Célebre fue la oferta que le hizo el actor norteamericano Anthony Quinn en 1982, precisamente el año en que el Gabo recibió el Premio Nobel de Literatura, de un millón de dólares para que le permitiera encarnar al coronel Aureliano Buendía, a lo que el escritor respondió con un artículo titulado “Una tontería de Anthony Quinn”, en el que relataba ese y otros intentos de seducción o francas decepciones provenientes de varios reconocidos directores y productores que se le habían acercado con el mismo interés por su novela.

“He visto muy buenas películas hechas sobre novelas muy malas ―sentenciaba en el propio texto―, pero nunca he visto una buena película hecha sobre una buena novela”. En otro momento se refirió a su otro gran temor con la siguiente comparación: “No quiero que pase lo de El padrino, que ahora nadie puede leer el libro sin ver a Marlon Brando o Al Pacino en su mente”.

A muchos ha llamado la atención que un hombre de cine, además de letras, como García Márquez, puso tantos reparos al desposorio fílmico de su hija mayor. Precisamente ahí está la razón de su recelo. Como profundo conocedor del cine, primero como crítico, y luego como alumno del Centro Sperimentale di Cinematografia de Roma, guionista, asesor, profesor y fundador de la Escuela de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños y de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, conocía los riesgos que corría, entre otros, que se confundiera el realismo mágico con los efectos especiales.

“Si Cien años de soledad no hubiera sido novela ―dijo en cierta ocasión―, yo habría hecho de ella muchas películas”.

No obstante, cercano ya el fin de sus días, que ocurrió el 17 de abril de 2014 en Ciudad México, dejó libre el camino de las decisiones a su familia: “Cuando yo esté muerto, hagan lo que quieran”.

Eso hicieron sus hijos, el realizador y productor Rodrigo García Barcha y su hermano Gonzalo, diseñador gráfico, cuando en 2019 llegaron a un acuerdo con Netflix para producir una serie a partir de Cien años de soledad en la que se tuvieran en cuenta la mayoría, si no todas, de las reservas manifestadas por su padre.

En defensa de su opción, Rodrigo señaló la idoneidad de una serie por la extensión y complejidad de la novela, la época dorada que vive actualmente el género, el probado talento de los guionistas y directores que trabajan en ellas, su diversidad temática y su apertura a contenidos procedentes de diversas latitudes. “El momento no puede ser mejor para llevar una adaptación de Cien años de soledad a las audiencias globales de Netflix”, afirmó entonces.

Como era de esperar, de inmediato se reavivó la polémica ―cuyos inicios se remontan a los años setenta― entre quienes sacralizan la novela como uno de los últimos bastiones de la imaginación puramente literaria y los que se despojan de prejuicios para celebrar el intento de recrear la obra mediante los recursos expresivos del lenguaje audiovisual.

Netflix contrató los servicios como guionista del dramaturgo puertorriqueño José Rivera, el primero de esa nacionalidad que fue nominado a un Óscar por Diarios de motocicleta, y desde entonces ha mantenido un riguroso silencio sobre todo lo que ha seguido después, solo interrumpido por esporádicas declaraciones a la prensa de Rodrigo, coproductor y asesor del proyecto, según las cuales este se encuentra todavía en etapa de guion y constará de dos temporadas de diez capítulos cada una.

Según Rodrigo, se viene trabajando arduamente sobre todo en cómo reflejar en la puesta en escena la exuberante prosa narrativa del Gabo, ya que “en sus libros hay poco diálogo, y cuando los personajes hablan lo hacen de manera poética, lapidaria y contundente. El cine no aguanta eso, no pueden estar hablando como dioses”.

Paralelamente, inspirada en otra novela de García Márquez, Noticia de un secuestro, se está filmando en Colombia una segunda serie, esta, producida por Amazon Prime y dirigida por el chileno Andrés Wood (Machuca, La buena vida, Violeta se fue a los cielos). Trata sobre los secuestros de figuras prominentes de Colombia en los años ochenta por el grupo de Pablo Escobar, personaje que también Netflix ha reactualizado en la serie Narcos.

Si bien es una novela menor que Cien años de soledad, Andrés Wood coincide con Rodrigo García en que la dificultad es la misma: “Más que la fama de un libro, el desafío con Gabo es la grandeza del universo verbal, que es parte importantísima del valor de su literatura. Traspasarlo a la imagen es muy complejo, porque tiene muchos subtextos. El reto es cómo reinterpretar esa grandeza”.

En el intento de reinterpretar esa grandeza tiene Netflix empleado un calificado equipo de artistas y técnicos, con vista a un estreno prematuramente anunciado para 2021 que, evidentemente, no será posible. Cuando uno visita la página web oficial de la plataforma, se encuentra:

Estado de la producción: La adaptación está actualmente en desarrollo.

Elenco: Todavía no se han dado a conocer detalles del reparto. Vea el elenco completo (cuando esté disponible) en International Movie Data Base (IMDB)

Estreno: No programado

Trailer: No disponible. Manténgase al tanto.

Cabe especular que han aplazado la fecha de estreno para mayo de 2022, cuando se cumple el aniversario 55 de la primera edición de la novela.

Mientras tanto, millones de lectores en todo el mundo esperan expectantes el acontecimiento. Habrá quienes, sin embargo, no querrán ser contaminados ni siquiera por un capítulo y preferirán conservar su propia imagen del mítico Macondo y la familia Buendía.

 

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