LA FOTO: Mi perro es un termómetro

Ya lo decía yo, algo pasa con la temperatura hoy.

Y sí, antes que las noticias confirmaran que el pasado 10 de agosto La Habana había roto  récord de temperatura en más de 100 años ya mi chihuahua sin pelo estaba avisando.

Cuando nos vio tomando agua con hielo, se puso a dar vueltas y vueltas en torno a la escena,  pensamos que era por el sonido de los cubitos helados, tan bonito. 

Pero no, porque dejamos los vasos en reposo, y él seguía atento, a la espera.

¡Lo que mi perrito quería era el hielo! Nada más le acercamos uno de los daditos congelados y él, usualmente muy friolento, se puso feliz a lamerlo.

Esto está extraño, nos dijimos, y luego el meteorólogo Elier Pila lo confirmaba: ese jueves sobre el mediodía, la Estación de Casablanca “reportó una máxima de 37 grados Celsius exactamente, un valor que supera en medio grado el récord para un mes de agosto en toda la provincia de La Habana” y es el más relevante desde 1909, cuando comenzaron esos registros.

A las singularidades de esta medición de los termómetros se añade que fue registrada en el occidente, cuando, por lo general, es en el oriente cubano donde el mercurio apunta los números rojos.

Recuérdese que las temperaturas se toman a la sombra, de ahí que la sensación térmica es muy superior. No en balde el chihuahua pelón también marcó su récord personal, anotándose la primera vez que se faja con un hielo igualito que si fuera un pedazo de pollo.